Opinión

¡Qué pena de Ceuta!

Esta es la frase más oída en las calles y leída en las redes sociales. Los ceutíes se llevan las manos a la cabeza cada vez que nos desayunamos con un robo, una agresión o un suceso. Cuentan los viejos del lugar que antes la ciudad era segura, que se podía incluso dejar la puerta de la casa abierta sin peligro de que los amigos de lo ajeno nos visitaran.

Esta es la frase más oída en las calles y leída en las redes sociales. Los ceutíes se llevan las manos a la cabeza cada vez que nos desayunamos con un robo, una agresión o un suceso. Cuentan los viejos del lugar que antes la ciudad era segura, que se podía incluso dejar la puerta de la casa abierta sin peligro de que los amigos de lo ajeno nos visitaran.

Hoy, en cambio, la inseguridad se palpa en las calles. Las señoras agarran sus bolsos con más fuerza, los jóvenes ponen a buen recaudo su más preciado bien: el móvil y las puertas de las casas se cierran con doble llave. Tal vez piensen que exageramos pero basta con echar un vistazo a las noticias o a las páginas más sociales de Facebook para darnos cuenta de que algo está fallando.

El Gobierno de la ciudad es consciente de que la sensación de inseguridad entre los ciudadanos ha aumentado y por eso ha decidido aumentar la presencia policial en las calles pero esta medida parece ser insuficiente en tanto en cuanto los robos y agresiones continúan en otros puntos de la ciudad. Y los ciudadanos siguen preguntándose dónde están los policias. Sin duda, la situación está lejos de estar controlada y mientras unos y otros estudian, comisionan y piensan las calles están de aquella manera y el comentario más escuchado sigue siendo ¡qué pena de Ceuta!

Y en el otro extremo de esta expresión tan caballa nos encontramos con las detenciones de ciudadanos que se dedican a captar niños para las filas del Daesh. Según un estudio del Foro Elcano sobre terrorismo global no es algo novedoso ya que "los niños son mucho fáciles de captar por su falta de madurez intelectual y vulnerabilidad. Una vez que se consigue captarlos son mucho más leales y fieles". Una triste realidad que en estos días se ha hecho palpable con cuatro detenciones en diferentes puntos de la ciudad y del que tuvimos las primeras noticias en el año 2014. Una triste realidad que, de nuevo, pone en el punto de mira a uno de los segmentos de la población más vulnerables y, muchas veces, desprotegidos: los niños. El yihadismo se convierte en otra amenaza de la que proteger a los más pequeños de la casa. Eso sí está, al contrario que la inseguridad, es una amenaza mucho más sigilosa y silenciosa.