Opinión

Bochornoso espectáculo

Durante estos días hemos asistido sorprendidos y espantados al espectáculo teatrero de nuestros políticos. Sí, ésos que al parecer hemos elegido. Yo en mi caso al menos he sentido vergüenza de nuestros ¿gobernantes?. Porque no creo que pueda ser otra la sensación que sentimos los pobres ciudadanos, obligados a votar solo a aquellos que nos imponen desde eso que llamamos partidos y que han demostrado que tan solo son facciones antagónicas, que solo miran por su propio ombligo dejándonos a los demás ciudadanos, es decir la mayoría, como meros borregos de consumo para sus propias ambiciones de triunfo.

Durante estos días hemos asistido sorprendidos y espantados al espectáculo teatrero de nuestros políticos. Sí, ésos que al parecer hemos elegido. Yo en mi caso al menos he sentido vergüenza de nuestros ¿gobernantes?. Porque no creo que pueda ser otra la sensación que sentimos los pobres ciudadanos, obligados a votar solo a aquellos que nos imponen desde eso que llamamos partidos y que han demostrado que tan solo son facciones antagónicas, que solo miran por su propio ombligo dejándonos a los demás ciudadanos, es decir la mayoría, como meros borregos de consumo para sus propias ambiciones de triunfo.

Y en el fondo es que solo esperan una nueva confrontación en las urnas para que ganando más votos, que por cierto les damos los miserables ciudadanos, les demos la opción de ser más fuerte que el otro. Su estulticia personal solo les permite ver su propio interés particular. ¡O yo llevo la nación o procuraré que ésta vaya al caos! Es su única decisión política y les importa un bledo la parálisis nacional a la que nos están llevando. ¡Solo ellos y su ombligo dirigen sus fobias y filias. Es el poder por el poder para ellos. Nada más.

Pero, bueno, ¿qué significa para ellos un debate de investidura? Porque se supone es un acto solemne en el que nuestros representantes presentan sus programas de gobierno, con los que quieren regir a toda una nación. Pues bueno, de eso nada. Su discurso se basa solamente en que  contigo nunca y que cueste lo que cueste procuraré derrotarte. Nada de sacar a España de la situación actual. Solo discursos broncos y descalificaciones personales entre ellos. Y de esta manera a los ciudadanos solo nos asaltan sentimientos de defraudación y estupor. ¡Pero eso que más les da a nuestros próceres!

Porque solo hemos asistido a enfrentamientos entre sectarismos donde todos perdemos.  Y esto es lo que nos ha mostrado la lucha parlamentaria entre ellos, quienes una vez elegidos arrogándose nuestra representación se enfrentan por sillones y  personales venganzas enconadas. Por eso debates en los que se escucha la cal de algunos el desprecio a la naranja mecánica, otros resucitando a Franco y algunos recordando el acuerdo de los toros de Guisando de 1.400 nos abochornan a todos. Al tiempo que todos olvidan que hace tiempo que perdimos la independencia de la soberanía nacional al depender económicamente de la Unión Europea y que son ellos quienes verdaderamente marcan las políticas nacionales dejando a sus gobernantes en simples funcionarios de sus políticas.

Porque eso ha sido el debate de la fracasada investidura, Sánchez procurando un cordón sanitario en torno a más de 7 millones de españoles a quienes desprecia; Iglesias manteniendo su utópica revolución chavista que solo sirve para eso para hacer la revolución, no para gobernar; los independentistas intentando vivir opíparamente de su independencia más que procurándola y un grupo, el de Albert intentando abrir puentes entre enemigos irreconciliables entre Rajoy y Sánchez que no quieren ponerse de acuerdo a ningún precio. Por cierto un grupo este ultimo de Albert a quien el PP no perdona que le haya quitado votantes, como si estos fueran de su propiedad.

Y mientras, la nación sin gobierno, observando atónita el lamentable espectáculo de aquellos a quienes las urnas han concedido el derecho de gobernarnos. ¡Qué lejos queda aquello de Aristóteles, que decía que el ciudadano es aquel que es capaz de gobernar y de ser gobernado! Aquí solo se quiere gobernar para alcanzar situaciones y sillones cómodos para su propio interés personal. En eso se ha convertido la política española y el sistema parlamentario que sufrimos.