Opinión

Brevísima conquista y destrucción de Cataluña

Sí, esto es así a pocos días de las elecciones catalanas. Y como yo sigo sin entender casi nada de lo que leo y escucho, he recordado a nuestro ilustre Bartolomé de las Casas y su análisis sobre la “Brevísima relación de la destrucción de las Indias”. Porque esta obra me ha recordado lo que estoy leyendo y escuchando sobre las elecciones catalanas. Que por cierto no son para declarar la independencia, ya que no es un plebiscito para ello, son simplemente elecciones para la autonomía catalana. Pero bueno, nos están vendiendo la moto de unas elecciones sobre la ruptura con la nación, y nada más.

Sí, esto es así a pocos días de las elecciones catalanas. Y como yo sigo sin entender casi nada de lo que leo y escucho, he recordado a nuestro ilustre Bartolomé de las Casas y su análisis sobre la “Brevísima relación de la destrucción de las Indias”. Porque esta obra me ha recordado lo que estoy leyendo y escuchando sobre las elecciones catalanas. Que por cierto no son para declarar la independencia, ya que no es un plebiscito para ello, son simplemente elecciones para la autonomía catalana. Pero bueno, nos están vendiendo la moto de unas elecciones sobre la ruptura con la nación, y nada más.

Por ello, en primer lugar hablaré de lo que dicen los independentistas. ¡Tenemos que separarnos de España porque así viviremos mejor! Y esta es la única idea que los dirige y mantiene. Mientras los demás dicen cosas, ignorando que a quien  no quiere ser convencido no se va a convencer nunca. La pena es que nunca hubo un antes independiente en Cataluña como ellos creen. Y así bajo ese idealismo aldeano de independencia se han unido los separatistas bajo una misma bandera. Y lo que es peor, las encuestas les dan ganadores por mayoría.

Frente a ellos se encuentran los partidos nacionales no separatistas totalmente disgregados que utilizan en su favor las declaraciones de muchos dirigentes europeos que explican y dicen, por activa y pasiva, que con la independencia de una parte del territorio español les obligaría a constituirse en un tercer país, fuera de la Unión Europea, fuera de la ONU, que debe reconocer al nuevo estado, fuera de, en conclusión, la economía mundial. Vamos, un panorama que podría asustar a cualquiera que con dos dedos de frente quisiera vivir mejor o, al menos, mantener su estatus de bienestar.

Pero al separatismo le da igual lo que digan los demás. ¡Simplemente no les escuchan! Además, ¿quién prescindiría de 7,5 millones de habitantes? ¡Nadie! Y aquí se me ocurre un chiste que, por cierto, escuche a Joaquín Leguina, que mas o menos decía: “Que el presidente de Cataluña se había ido a la China comunicando al primer mandatario que eran 7 millones y medio. Éste simplemente le contestó: ¿Y en qué hotel se alojan?”. Bueno esto es una reflexión tonta, porque hasta ellos mismos saben que no se les va a permitir la independencia y por eso lanzan sus órdagos ideológicos.

Pero, bueno, éstas son las cosas del país de Liliput situada en el Mediterráneo al nordeste de la Península Ibérica. Porque allí las cosas, según algunos, son como las de un verdadero paraíso, lleno de jardines y campos cercados llenos de flores, con ciudades que parecen de decoración de teatro que producen miel y vino suficientes para todos sus habitantes. ¡Vamos, eso es lo que dicen los independentistas y que además saben que los demás les roban su bienestar con saña!

¡Bien! Hasta aquí una parte del pequeño estado de Liliput. Ahora hablemos del impero de Blefuscu, es decir, la otra parte no separatista, la que les roba y se enfrenta a ellos fieramente. Estos últimos lo tienen más claro: nada de independencia porque también todos perderían, y por ello se enfrentan a Liliput. Y ésta es la situación. ¡Quien ganará en la confrontación de cómo cascar el huevo económico, si por la parte mas ancha o no!

Por ello, sobre como cascar este huevo, se lanzan mensajes diferentes, según vengan de Liliput o de Blefuscu. Los primeros, legitimados por sus aldeanos sentimientos. ¡Libertad e independencia romántica!  Los otros, con amenazas afincadas en la lógica económica. ¡Perderéis todo lo que tenéis, y solo el corralito bancario os espera! Y hasta aquí el sainete español de estas elecciones catalanas, que repito son autonómicas no independentistas

Pero… ¿dónde está la trampa en estas elecciones?

Analicemos. El engaño que todos han vendido es que no se les pide a los catalanes si quieren más a mamá que a papá. Se les pide que voten independencia de Cataluña o permanecer unidos en una España fuerte y unida. Y este es el único mensaje que se lanza a los sufridos votantes. ¡No hay término medio! Pero, claro, el catalán reflexivo se enfrenta a una terrible decisión.

Y así se pregunta: ¿Yo que hago, a quién voto? ¿A los diseminados partidos contrarios a la independencia o a los independentistas? Luego la intención del voto se divide entre independentismo y los demás que no quieren la independencia. Y lo terrible es que solo son elecciones autonómicas nada más y se presentan muchos partidos políticos no independentistas individualmente. Pero con ese maquillaje de independencia se les exige votar a determinados partidos individualizados a quienes, a lo mejor, no quieren dar poder en el parlamento catalán. ¡Vaya dilema se les presenta! No quisiera ser catalán en estas elecciones.

Concluyendo el catalán de a pie debe pensar: ¡Si quiero ser independiente solo tengo la opción de un partido desmembrado en varios grupos muy diferentes, y si no quiero la independencia tengo que votar a un partido determinado con el que a lo mejor no estoy de acuerdo y engrosar su resultado electoral! Y esto no deja de ser una estafa electoral al pobre votante.

Y esto es todo. ¡Que venga Dios y vea lo que sufrimos los pequeños liliputienses y los blefuscucienses! Y al final para nada. ¡Ya lo veremos! Yo personalmente el único partido serio en todo esto, que a lo mejor lo solucionaría seria un nuevo gigante Gulliver. Y por lo que leo y oigo, me da que pudiera ser el grupo político de Ciudadanos, porque al menos han demostrado ser los más congruentes en este sorprendente galimatías, mostrándose sin lugar a dudas y desde un principio, orgullosos de ser catalanes, españoles y europeos.