Opinión

Una de fábulas casi de La Fontaine

Hoy me voy a dedicar a hablar de ciertas cosas que la fábulas, consejos antiguos que algunos pensadores nos dejaron, nos enseñan a seguir viviendo nuestras vidas con una cierta sonrisa en los labios.

Javier Díez Nieto Vacia

Ya me he aburrido de hablar en serio analizando los diferentes aspectos que la vida nacional nos depara. Y también estoy harto de publicar los pensamientos hermenéuticos que caminan a mi lado acompañándome, cuando leo, escucho o veo las noticias en los medios sobre nuestra España y su conflicto con uno de sus territorios. Por eso, harto de todo ello, hoy me voy a dedicar a hablar de ciertas cosas que la fábulas, consejos antiguos que algunos pensadores nos dejaron, nos enseñan a seguir viviendo nuestras vidas con una cierta sonrisa en los labios. Porque el humor siempre ha sido una buena forma de afrontar los problemas. Aunque a fuer de ser sinceros las he cambiado mucho, conforme la idea que me anima en este artículo.

Empezare con aquella, que habla de un oso y de un floricultor. Bien, pues al parecer un oso y un floricultor se asociaron. Y eran un oso aburrido y un viejo agricultor que se hicieron camaradas. El oso era selvático y loco, al viejo gustaba de cuidar su huerta, pero ambos se ayudaban en la necesidad de común compañía para hacer lo que les gustaba. Un día el viejo se durmió y el oso se quedó para espantar las moscas que podrían importunarle el sueño. Mas una de estas se acercó demasiado a su cara y el oso, para que no molestasen al viejo le dio un fuerte manotazo. Quedo con ello la mosca aplastada, pero al hacerlo sobre la cara del viejo, este también quedo con el cráneo reventado. Con ello se acabó la asociación. Por eso más vale estar solo que en compañía de un necio. Y esto al parecer no lo ha entendido el gobierno catalán con sus aliados de Esquerra, de la CUP, de la ANC y de Ómnium. ¡Porque el independentismo atroz de estos grupos ha llevado a Puigdemont a un final deshonroso sin salida digna!

Otra de la misma índole. Murió la esposa del león y todos le llenaban de frases huecas de consuelo. Después el león dio aviso a todos para que llenasen la selva con sus aflicciones. Llenóse la selva de alaridos. No tienen otro templo las presuntas víctimas entristecidas, siempre gozosamente afligidas e indiferentes.  Era a fin de cuentas, un grupo camaleón o, si queréis, un grupo mono de imitación, es porque algunos solo quieren ser algoin ser nadie. Pero muchos más no lloraron y muchos de los falsos plañideros se lo hicieron saber al rey. Y este ordeno a todos los lobos que con sus garras les desmembrasen sus miembros. Pero los disidentes le respondieron: guárdate bien tu furia, porque en sueño hemos visto la realidad del más allá. Y así hemos sabido que tú no tendrás gran fortuna y bienestar, ya que no disfrutaras ni con el más allá ni con el cercano más acá. Solo miseria y hambre es lo que tu grupo de monos de imitación intentan ocultarte.

Pero el rey no les escuchó y como nunca consiguió aliados honestos y leales, término solo sus días fracasado y hambriento en el desierto de la estupidez, porque los camaleones le abandonaron en su desgracia. Ya no les interesaba como rey para ellos. ¡Porque eso es lo que pasará a Puigdemont con su declaración de independencia si sigue los consejos de Esquerra y de la CUP, aunque intente apoyarse en la detención por delito de los dirigentes de la ANC y de Ómnium, diciendo que son presos políticos! ¡Qué estupidez!

Esta es la última fábula del artículo. Ya que no quiero aburrir mucho más a aquellos que no gustan de leer literatura y se la dedico al mismo a quien he dedicado los anteriores párrafos. Y esta habla de un tétrico búho, de un ratón y de un astuto gato. Salió el gato de mañana con sus garras afiladas a cazar a un ratón, pero descuidado cayó en la red de un cazador. Viéndose morir suplicó cualquier ayuda. Mas solo lo oyó un ratón que rápido se acercó. ¡Qué alegría sintió el roedor al ver a su enemigo cazado sin solución! Pero luego lo pensó y consiguiendo una promesa de asociación rompió la red y al gato liberó. ¿Qué recompensa tendré?, dijo el ratón. “Juro eterna alianza contigo, mataré al búho conjurado contra ti”, fue la respuesta que recibió y el ratón la aceptó. Luego fueron juntos a acabar con el búho, pero en un momento dado el gato se paró y sin más preámbulos llamando al búho, entre los dos al ratón se lo zamparon. Porque no hay pacto ni tratado alguno que obligue a un gato a ser agradecido con su plato de comida. Y esto es lo que le pasará a Puigdemont con sus aliados ERC y CUP si sigue aliado con ellos. ¡Porque tonto es quien se fíe de una alianza hecha por la ley de la necesidad!      

Ah, por cierto, alguno puede creer que he asimilado al búho con la CUP y ERC; al ratón con Puigdemont y al gato con la ANC y Ómnium. Cada uno que los mezcle como quiera. ¡No es cierto! Porque cualquier parecido con la realidad será mera coincidencia.

Y así se acaba este artículo, hecho desde el aburrimiento de las cosas serias que están sucediendo en nuestra región catalana desde hace tanto tiempo. Y no sé si he hablado en broma o en serio, cada uno que me lea sabrá como lo interpreta. ¡Allá él! Yo en el fondo estoy harto de tanta necedad y pienso muchas veces que esas salsas que acompañan al Parlamento catalán y sus trampas llenas de engaños políticos son solo una mediocre broma política. ¡Anda y que les den el artículo 155 de la Constitución!