Opinión

El hambre de las comunidades ricas

Artículo de opinión de Javier Díez Nieto
Banderas autonomías

Una vez eran unas autonomías ricas y muy orgullosas, que neciamente creían que no necesitaban a nadie, y que por el contrario todas las demás autonomías las necesitaban. Sin embargo, la realidad, antes o después les demostraría su equivocación, porque ignoraban que las luces de sus temporales éxitos serian borradas por las tinieblas de un ineludible futuro con sus desagradables consecuencias.

Porque todavía no se daban cuenta que su riqueza, no dependía solo de ellos, sino de las personas que en su día emigraron a sus actualmente privilegiadas regiones favorecidas por el entonces estado español, buscando trabajo y con ansias de mejorar sus vidas.

Pues bien, no sé si sabréis de quienes estoy hablando en este cuento, pero está claro, que son Cataluña y País Vasco, y de los defensores de su apostada historia... ¡Los hijos de los demás españoles que emigraron a sus tierras, y que olvidando la historia de sus padres (la única que les pertenece) asumen la del lugar del nacimiento, no la del ius sanguinis que les corresponde! Ejemplo...los charnegos o los maquetos (aunque a fuer de ser sinceros, los que los denominan y denominaban así, solo eran y son cada vez más minoría)

Pero, sucedió que un día, las demás autonomías y sobre todo aquellos castellanos parlantes (bueno...más o menos... 500 millones de habla castellana, contra un poco menos de 3 millones, entre vascos y catalanes con derecho de sangre, recluidos en pocos kilómetros), se propusieron darles una lección de humildad y un día decidieron no seguir emigrando a estas dos autonomías y dejar de comprar los productos que producían, diciéndoles que no querían seguir contribuyendo al ego de superioridad que les producía su regalada riqueza sobre los demás. Mas ellos, orgullosos, nunca pensaron en ello, porque ya sabemos que creían que el dinero todo lo puede. Sobre todo si viene de fuera, como pasa en estas regiones vascas y carlanes.

Pero, pasaron los tiempos, días, semanas, meses e incluso pocos años y las empresas que habían huido no regresaban y las nuevas no se acercaban a sus territorios a invertir. Mas ellos, ensoberbecidos con su todavía actual riqueza y poder en la matemática parlamentaria, exigían al gobierno social comunista, que sancionara a estas empresas, si se negaban a regresar. Estúpidamente, ignoraban que ninguna empresa cambia 500 millones o más de posibles consumidores, por simplemente menos de 4 millones como mucho en el mundo.

Porque, a pesar de las promesas de beneficios, estos siempre serán temporales, ya que la seguridad jurídica no existe en sus territorios, como tampoco la seguridad laboral, ni tan siquiera la fiscal. 

Y esto las empresas, en su riesgo y ventura, no pueden aceptar estas políticas tribales que ignoran la seguridad jurídica, laboral o fiscal.

Y así, al poco tiempo, no pudieron mantener su riqueza, tan regalada y duramente conseguida por los demás, empobreciéndose a marchas forzadas. El paro, la deuda y la delincuencia empezó a dominar las calles y a los ciudadanos que hasta entonces se las prometían tan felices.

Porque no lo olvidemos... ¡El que tiene hambre no pide... quita!  Pero sorprendentemente en su estupidez sus dirigentes, disfrutando de sus vidas muelles, pensaron que esta falta de inversión y trabajo, era simplemente un resultado del robo que había sufrido mientras se enriquecía su autonomía y que, dando ventajas fiscales a todas las empresas, todas ellas volverían y recuperaría de nuevo todo su esplendor. Y así, se subieron a una tribuna nacional y obligaron a todo un gobierno lacayo, a vociferar que aceptaban sus condiciones. Pero ninguna empresa acudirá a su llamamiento... Porque ya sabemos... ¡Pan para hoy sin más...es hambre para mañana! y ningún empresario es tan tonto

¿Se habrán quedado sordos? ¿Pensaran solo para sí mismos, los empresarios? Pero...que se olviden... que por más que griten y además de disfrutar de un gobierno necesario y esclavo de sus votos, para que el sátrapa que por simple suma parlamentaria mantenga el privilegio de gobernar, ninguna acudirá. ¿Olvida este actual gobierno, que su poder no durara siempre?

Y así, sin darse cuenta, en poco tiempo, también las citadas autonomías, perdieron sus privilegios económicos y dejaron de producir riqueza hasta para ellos mismos. Y ya nadie les escuchaba ni robaba...pero bueno... ¿Qué tendrían ahora, para poder robarles? ¡Nada! Porque esto es lo que pasa, cuando se deja que la historia pase por encima de ellos, olvidándola y olvidando que debían ser ellos, quienes la escribiesen.

Pronto recordaremos, como cuando se decía de los catalanes, que debían participar también en las ferias españolas de Medina de Campo y otras, porque...como se decía por entonces dejémosles participar... ¡Ya que también los catalanes son españoles? (Jhon Linch. Ob. Cit. Pág. 30 y 31. Los catalanes tenían esta consideración, y se les había vedado la asistencia a las ferias de Medina de Campo, en igualdad de condiciones con los mercaderes de Castilla, también fueron apartados de la explotación y comunicación con el Nuevo Mundo) O cuando las tribus vascas solicitaban, que les otorgaran los fueros, para poder sobrevivir y participar de su riqueza (también se les admitió con los francos e hispanos en Nájera);. Porque si alguien no lo ha notado...su sector primario siempre fue mínimo e insuficiente, por lo que siempre han dependido de los demás para poder comer todos los días o actualmente simplemente para mantener sus privilegios en la seguridad social y pensiones de sus jubilados. Porque ignoran que solo viven bien los ricos, cuando los pobres trabajan para ellos.

Pero bueno, todos sabemos que en la izquierda somos buenos por naturaleza. Por eso, aunque muchos quieran huir a países conservadores para vivir mejor, los que nos quedamos aquí, al menos estamos seguros, ya que la derecha no gobierna y los progres somos dueños con orgullo de nuestra propia hambre. Ya que, de esta manera, conseguiremos (bueno ya estamos casi en ello) el paraíso de la igualdad, gracias a la miseria dictatorial actual de quien nos gobierna. Porque, que nadie se olvide. Somos progres y por tanto buenistas seres de luz que nos merecemos ir al cielo cuanto antes. Y sino... ¡Anda tú, mendi!

Y colorín colorado este cuento de un nuevo capítulo de la generación de los idiotas se ha acabado. 

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