Opinión

La libertad, ¿qué cosa era?

Actualmente, la libertad se falsea en un simple afán de insumisión. Sin embargo y por el contrario la verdadera libertad es aquel acto en que el hombre por intima decisión se liga y entrega sus pasiones, a una ley o norma, a una religión, a una filosofía o a una política… ¡es decir… a una disciplina ética y moral, a las exigencias de una sociedad! Porque, cuando el hombre se entrega a sus caprichos o a sus pasiones se somete a la servidumbre de su propio libertinaje. Y esto es al parecer lo que actualmente estamos viendo por parte de nuestra sociedad y gobierno… ¡El sometimiento al capricho de los individuos! Y el problema es que estos defensores del libertinaje, también ocupan los cargos más importantes del gobierno social comunista de la nación.  Se acaba con ello el contrato social de Rousseau, donde el individuo prescindía voluntariamente de parte de su derecho para entregárselo al estado y poder vivir pacíficamente. ¡Algo tan necesario para la construcción en convivencia de nuestra moderna sociedad!

Porque, este contrato social del individuo con el estado, permitió la construcción de un armazón de instituciones políticas y usos cotidianos que hicieron posible la convivencia y la existencia en libertad de las personas. De esta manera, Tocqueville (autor del libro:” La democracia en América”), nunca considero que constituir una vida informada por la libertad fuese simplemente un pensamiento político, ya que… “la meditación política empieza cuando nos preguntamos si es posible eso que deseamos”. Así, este autor, observa la historia y ve como por todas partes se daba una evolución hacia la forma democrática, permitiendo que esta apareciese como un hecho irresistible e inevitable contra el cual no sería deseable, ni prudente combatir. No parece ser esto, lo que estamos viviendo, ya que cada vez más la política de los partidos hace que la separación de poderes, base de la democracia peligre, primando únicamente la ideología propia de cada uno de ellos. Estas, que en el fondo no dejan de ser más que ideologías totalitarias.

 Así los partidos intentan dominar la justicia (ejemplo: los ataque que observamos a la justicia ante las sentencias que no son de su agrado) y no solo a la justicia, sino también al aparato ejecutivo, denigrando y menoscabando la autoridad de sus cuerpos y fuerzas de seguridad. De esta manera se produce un gobierno en el vacío, donde solo priman el sillón de pre eminencia y el buen sueldo, que los gobernantes alcanzan. Y esta es la forma por la que impidiendo que la mayoría elegida por los electores gobierne, ellos alcanzan el poder. Con ello la democracia está en caída libre.

Porque, esta aritmética parlamentaria de sumas partidistas que se nos ha impuesto y por la que la participación electoral desaparece, permite que minorías, muchas veces antagónicas en sus proyectos, gobiernen sobre la mayoría. Aritmética parlamentaria que no deja de ser más que el síntoma de una inevitable erosión de todo el tejido de solidaridad grupal y sobre todo ¡Una estafa electoral! Así con esta notoria caída de la democracia, estamos inexorablemente avanzando hacia unas élites políticas insolidarias, cada vez más profesionalizadas, que a su vez son dependientes de sus propios caprichos, alejándose del sistema democrático.

Hay una reflexión básica en el progreso de una sociedad, y así el emprendedor y el inversor, siempre se sujetarán a tres grandes principios: el régimen político, el régimen laboral y el régimen fiscal. El primero en nuestro país, con este gobierno social comunista, dependiente de los grupos antisistemas y separatistas, no deja de ser totalmente inestable en sus decisiones; el régimen laboral, también está sujeto a veleidades partidistas que lo hacen inestable y finalmente, el régimen fiscal, con su insatisfecha ambición recaudatoria, atacan a la propiedad privada, base de toda civilización evolucionada etc…etc…etc. En fin…para hacerlo breve, que tenemos un gasto público, una deuda y un déficit publico imparables. ¡Vamos, que toda esta inestabilidad, anima a invertir y emprender!

Consecuentemente, un sistema donde el poder está con intereses diferentes al ciudadano y a su bienestar personal, es un sistema que no garantiza la seguridad y la capacidad de desarrollar una vida social en tranquilidad. Porque un poder que ataca continuamente a la propiedad, está abocado a convertirse en un fracaso absoluto que acabara con toda posibilidad de convivencia social. Por ello, necesitamos leyes justas, educativas y eficaces, promulgadas por un aparato legislativo que mire por los intereses de todos, no solo de los de su partido; un aparato judicial independiente que haga valer dichas leyes, libres de la implicación política que actualmente estamos viendo, y un poder ejecutivo capaz de ejercer su autoridad sobre los ciudadanos haciendo cumplir dichas leyes y decisiones judiciales, no como ahora, que huyen de los problemas personales, que puedan tener si actúan ante la falta de apoyo de quienes los dirigen y fiscalizan. En fin... ¡Hay que resucitar a Montesquieu!

¡Pero, si nuestros gobernantes quieren que los ciudadanos no dejemos de sonreír, que sigan contándonos sus planes! Y no nos engañemos…gracias a la velocidad de la ingeniería social que se está imponiendo. ¡Nada tendremos, pero seremos felices! ¡Extraordinaria frase que identifica al ganado lanar! Pero al menos tenemos la renta mínima vital, que no deja de ser más que una jubilación anticipada juvenil.