Mira… mira, por donde quiere/ ser presidente nuevo
Un ya presidente viejo/ que piensa que es el mejor
Quien aun mostrando tanto error/ quiere repetir tal honor
Sujetando su ambición/ en los regalos que otorgó
Es un secreto de todos conocidos/ que con dineros ajenos
que dieron otros, sin saberlo/ lo hicieron rey encantador.
Y así, con inmerecidas prebendas/ su gloria construyo
Encadenando con oro ajeno/ a quien sin merecerlo encumbro
Desde entonces, Él, como alto señor/ su única ley introducía
sabiendo que Dios y su ventura/ sus locas fantasías protegían
Y así todos bajo su poder/ veían como a todo un partido regia.
Ya que estos, entusiasmados/ solo veían sus posibles joyerías
Mas, con el congreso, duda/ ¿A quién de ellos encontrara?
buscando ahora como hallar/ al menos una de su señal
a aquellos que encanto/ siempre con el mismo cantar
¿Dónde estarán aquellos/ que por su repetido cantar lloraban?
Los palmeros como carne cruda/ de su sangre muerta beberán
Y hablando con fluidez de mensaje/ ¡El lenguaje de la mentira!,
llorando en su interior, dirán/ ¡Os rogamos que con tu cantar sigas!
Y ante tanta caridad, su voz dirá/ ¡Solo cantare a quien conmigo va!
Los trompeteros sin vergüenza/ estas palabras repetirán
¡Señor, ya sabemos qué sin ti/ nuestros puestos se perderían!
¡Que si dulcemente no te cantamos/ muy caro nos costaría!
¡Y siendo vos nuestra vida/no osaremos ninguna villanía!
Desde entonces por las calles/del votante, van a la caza
Y como en vuelo con saña/ a los afiliados amenazan
¡Si no apoyáis al que os decimos/os atacaremos sin justicia,
Y enojados con vosotros/nosotros, os daremos una paliza!
¡Miente, sin decir verdad/por si mejorar querías!
¡Si solo le votas a él/ él, dará más a tu vida!
¡Arriba, amigo, arriba! /que oigan tu rabia subida
con su presidencia/yo, mañana no tendre comida fría.
Así lo oirán los afiliados/creyendo que su puerta abriría
abriendo sus brazos en abrazo/pensando que así subirían.
Nada será cierto/ mas muchos querrán oírlas/
Sintiendo en sus almas/ las promesas bullidas!
Pero no es un buen caballero/esta ya… ¡Vieja majestad!
que continuamente entrega la ciudad/ a gentes descalzadas
que con mano alzada/a los demás dan fuertes bofetadas.
Y esto no es un canto mas/sino, que traerá nuevas tortadas
Porque desde su raro museo/ en el palacio elevado
quiere otra vez del partido/ ser presidente consagrado
que nunca sintió como suyo/ sino como ajeno campo,
y sus trompeteros no soltaran/ sus puestos regalados
Cuanta alegría del palmero, evitada seria/ si él se marcharía
Porque… si él no labra/ su pagada cosecha se perdería
Ya que con prebendas cautivas/sus cadenas mantenían
Y si todo se lo debían/ no quieren perder lo que tenían
Por eso en los primeros encuentros/todos ellos le rogaran
Y mirándoles bien a la cara/le escucharan bien en sus almas
¡Hincad ambas rodillas como hacíais/ y os mejorare la vida!
¡Porque si no lo hacéis/ en mala estima ante mí, os pondría!
Por eso, asustados y temerosos/ muchos se arrodillarán
Adorando al repetido rey ciruelo/ que milagros ya no da.
Mas, de esta forma los trompeteros/ sus vidas resolverán
Dejando a los demás, como ganado lanar/ otra vez a balar
Por ello, a fuer de ser sinceros/a todos oiremos berrear
¡Que buen presidente tenemos /no merecemos nada más!
y como buen ganado/sus viejas prebendas adoraran.
¡Otra vez nada nuevo habrá/ y aquí todo seguirá igual!
Aquí se acaba este romance/que en la ciudad se oirá
Cuando convocado el popular congreso/ la suerte se echará
Y de esta manera sutil/ a todo quísqui engañaran.
Porque si él ganara/ el palmero su puesto mantendrá
P/D: Ahora, que otros cabalguen/como sabuesos por sus vidas
Porque, como buen ermitaño/yo me quedo en mi ermita
Que Dios salve al bueno/porque buena seria su venida
Yo, ahora, aquí lo dejo/ que esta batalla no es la mía