Opinión

Sigue el juego de ajedrez político

Bien, los medios de comunicación nos tienen más o menos informados de cómo se están comportando los jugadores de ajedrez en ese gran tablero que es España. Así en el anterior articulo identifiqué a los jugadores, es decir al PP, les asigné las fichas azules (blancas para el caso), al PSOE las fichas rojas (negras para el tablero), a Podemos, las fichas moradas y a Ciudadanos las fichas naranjas. Y para entendernos, la ficha del rey son los partidos, las damas sus secretarios generales.

La distribución del tablero de las diferentes fichas en principio era fácil de comprender, las fichas azules, se habían enrocado y su juego se basaba en una defensa a ultranza, intentando debilitar las oportunidades de los demás jugadores. Por ello, sólo se encuentra al acecho del error en el jugador de las fichas negras. Actualmente está a la espera de nuevos movimientos para seguir con su juego mientras se consolida en su defensa.

Por su parte, las fichas negras han realizado un juego de ataque, intentando llevar la mayoría de las piezas en juego contra la defensa siciliana del rey de las fichas blancas. Ataque en el que espera contar con el apoyo de los demás jugadores, incluso de las fichas que los recientes reinos taifas intentan crear en el juego. Actualmente intenta un gambito de dama declinado con las piezas del centro del tablero, es decir de la fichas naranjas, que mantienen una posición sólida, imprescindible para los jugadores delas blancas y las negras.

Pero, no es sólo este juego el que maneja el rey de las fichas negras, sino que al tiempo intenta organizar su propia posición situando a sus propias fichas en su defensa. Ataque, defensa y reorganización es lo que está realizando. Ataque al rey blanco y defensa de su propia posición contra las fichas moradas mientras reorganiza su defensa y fortalecimiento de su posición entre las propias fichas. Luego la situación de su juego está claramente montada.

Y la situación es ésta. Por una parte, unas fichas blancas enrocadas esperando el error de las negras que quieren llevar adelante su ataque. Unas fichas naranjas sólidamente afincadas en el centro y necesarias para el triunfo de uno u otro jugador, por el que son deseadas por ambos. Mientras que el cuarto jugador, el morado, mantiene un juego que se resume en el empeño de atraer a las fichas negras para hacerlas suyas, y para lo que necesita a las variopintas de color que se corresponden con los jugadores de los reinos taifas, que han irrumpido en el juego.

Al tiempo, que a nadie se le escapa que a las fichas moradas lo que le interesa es comenzar un juego nuevo y reorganizar el tablero pensando que su posición entonces sería superior a de las fichas negras. Al menos, eso dicen las encuestas ante la posibilidad de en unas próximas elecciones.

Por ello, ya sólo queda esperar el siguiente movimiento de las fichas negras en su avance para dominar el juego en su intento de dar jaque mate al rey blanco. Tiene quince o treinta días para aclarar su ventaja o desventaja.