Opinión

Las dos caras de la moneda

Si echamos un vistazo a las estadísticas locales sobre el empleo, nos damos cuenta que arrojan un balance demoledor. El numero de desempleados aumenta de manera imparable, situándonos ya en más de trece mil parados y lo peor de todo, sin perspectiva alguna de que ésta situación encuentre algún tipo de solución viable.

Si echamos un vistazo a las estadísticas locales sobre el empleo, nos damos cuenta que arrojan un balance demoledor. El numero de desempleados aumenta de manera imparable, situándonos ya en más de trece mil parados y lo peor de todo, sin perspectiva alguna de que ésta situación encuentre algún tipo de solución viable.

Lo cierto es que Ceuta carece de la infraestructura económica necesaria para dar respuesta a la demanda laboral que por número de habitantes presenta la ciudad, con una economía fuertemente subvencionada, dependiente de lo público y con una evidente incapacidad para incentivar un emprendimiento empresarial, que aliviará de algún modo las cargas que, en materia de creación de empleo, tienen las instituciones públicas.

Como colofón a todo este desastre estructural, está la incapacidad política de gobierno y oposición, los primeros incapaces de generar las expectativas necesarias que den algún tipo de solución a este acuciante problema, y los segundos por encontrarse anclados en la más descarada de las demagogias y aprovechándose del bloqueo y falta de ideas del ejecutivo para buscar el rédito político particular, aún cuando saben perfectamente que esa actitud es manifiestamente contraria a los intereses generales de la ciudad y que por ende hipoteca el futuro a medio largo plazo de sus ciudadanos.

Ahora bien, no es menos cierto que parte de estos problemas estructurales de la ciudad no sólo son achacables al malhacer político en materia de gestión de los recursos económicos, sino que son también producto de un grave problema demográfico derivado de la dejadez generalizada en la materia durante años, y de algún que otro oscuro interés político en la cuestión.

En este caso concreto, parece evidente la relación que existe entre ese elevado número de desempleados y esos empadronamientos fraudulentos de los que hemos venido dando cuenta durante un buen número de mis artículos. El hecho de que sólo por figurar en el padrón municipal se pueda optar a formar parte de las listas como demandante de empleo, y a muchos otros servicios de los que ofrece nuestro muy trabajado estado del bienestar, es todo un reclamo para aquellos que ven en todo esto una salida a una para nada halagüeña situación personal en caso de quedarse en su país de origen, aliviando de cargas a unas interesadas autoridades marroquíes que directa o indirectamente contribuyen a colapsar de este modo los servicios de la ciudad.

Con casi noventa mil personas en la ciudad, sino se sigue con la intensidad que el asunto del control de los empadronamientos demanda, es más que probable que la cifra rebase en tan sólo unos años la insostenible cifra, para una ciudad de las dimensiones de Ceuta, de los cien mil habitantes, y cuando esto ocurra entonces ya estaremos ante una crisis demográfica de imprevisibles consecuencias, que a buen seguro llevará a la ciudad en una situación límite. 

Es mas, de no ser por el continuo recurso al gobierno central, el caos en la ciudad ya sería todo un hecho, planes de empleo, ayudas al IPSI, bonificaciones fiscales, subvenciones al transporte, son algunas de las aportaciones estatales que evitan que la situación sea abiertamente insostenible, pero todo tiene su límite e incluso con este aporte, si no ponemos desde aquí el debido remedio, al final la presión será tan descomunal que la conflictividad social quizá sea el mayor de los problemas locales a pocos años vista.