Opinión

Las mentiras tienen las patas muy cortas

Hasta ahora parecía que todo era de color rosa y que nuestra ciudad estaba dirigida por personas pulcras y sin atisbo de sospecha, pero con nada que se ha movido el árbol hemos observado que esto no era así. Ciertamente, todo este asunto de las viviendas era vox populi, pero era tal la maraña creada que era muy difícil que alguien con algo de poder político pudiera poner las cosas en su sitio, unos por estar "pringados" como el que más y otros por pretender dejar que la fruta madurara y cayera por sí sola, para así solo tener que recoger el fruto.

Hasta ahora parecía que todo era de color rosa y que nuestra ciudad estaba dirigida por personas pulcras y sin atisbo de sospecha, pero con nada que se ha movido el árbol hemos observado que esto no era así. Ciertamente, todo este asunto de las viviendas era vox populi, pero era tal la maraña creada que era muy difícil que alguien con algo de poder político pudiera poner las cosas en su sitio, unos por estar "pringados" como el que más y otros por pretender dejar que la fruta madurara y cayera por sí sola, para así solo tener que recoger el fruto.

Al final, y como se está viendo, todos están en el tinglado ya sea por acción o por omisión, pues era bastante difícil que esto que ha salido a la opinión publica ahora no lo estuviesen viendo todos venir de lejos. De hecho, ahora sale alguno diciendo que lo que allí ocurría no era justo, pero no lo denunció en su momento. ¿Por qué? Ahí está la cuestión.

¿Qué le queda ahora al ciudadano corriente? Lo de siempre: la desconfianza en aquello en lo que confiaron, fuera gobierno u oposición. Mentiras, medias verdades, oscuros intereses y mucha desvergüenza ha sido la tónica general de una parte importante de la práctica política de la última década en la ciudad, siendo el objetivo principal de todos los que de esto han participado guardar las apariencias, escondiendo sus miserias con especial ahínco hasta llegar a las siguientes elecciones.

De hecho, cuando lleguen las próximas elecciones, ¿qué dirán en sus mítines a sus acólitos? Desde luego poca cosa. Los acostumbrados al servilismo seguirán persistiendo en su voto clientelar basado en el favoritismo, mientras que los que se han estado aprovechando de la mala praxis política del partido en el poder seguirán intentando pescar en río revuelto a ver qué es lo que les cae y de paso asegurarse el sillón.

En cualquier caso, una parte importante de la ciudadanía se está empezando a dar cuenta que no es todo oro lo que reluce y que si se sigue arañando un poco más sobre la superficie seguro que saldrían muchas cosas que todavía sorprenderían al respetable. Quizá el más flagrante sería el caso de los empadronamientos fraudulentos del que tanto beneficio al parecer están sacando algunos y que está también perfectamente conectado con otros fraudes como los relacionados con viviendas, ayudas sociales o planes de empleo. Es cuestión de esperar y ver lo que tarda en dar la cara este asunto…

Ahí reside el gran problema de esta ciudad: que se está mucho más cómodo viviendo del cuento que siendo realmente activo y emprendedor. Y, claro, al final así nos va la cosa.