Opinión

Lección de superación

A veces nos preguntamos ¿por qué a mí? ¿Por qué me ha tocado vivir esto? Nuestras vidas suelen ser un vaivén de emociones.

A veces nos preguntamos ¿por qué a mí? ¿Por qué me ha tocado vivir esto? Nuestras vidas suelen ser un vaivén de emociones.

Te despiertas sonriente con ganas de comerte el mundo y de repente tu vida se desmorona. Eso es lo que le pasó a la joven Antonia Cabrera. Era una chica con una vida normal, que incluso había trabajado desde pequeña como modelo en marcas conocidas como Barbie. Sin embargo no valoraba lo que tenía.

Un día, como otro cualquiera se despertó, y sufrió un derrame cerebral. Su pronóstico era quedar vegetativa o morir, así de cruel era ahora su realidad. A las dos semanas, sin que ningún médico diese crédito, despertó. No podía hablar ni moverse, tan sólo parpadear, un parpadeo significaba no, dos parpadeos sí. Afrontó la situación como una campeona, aunque la palabra se queda corta, y poco a poco comenzó a tener movilidad, hasta que, por fín, consiguió el alta.

Sin duda no fue un camino fácil, ni ha conseguido su recuperación total. Actualmente le queda como secuela el tener menos movilidad en el lado derecho del cuerpo, pero para ella eso no es un problema: “A cada uno le toca lo que le toca, depende de mí el cómo decida vivir y yo decidí vivir alegre”.

Considera que su destino ha servido de ejemplo para cambiar a la sociedad: “Cada uno tiene que poner su granito de arena y esta ha sido mi forma de ponerlo”.

Muchas veces escuchamos a personas quejarse por cosas realmente absurdas y sin importancia, aunque en ese momentos lo consideremos como el problema más grande del mundo, aunque efectivamente no lo es. Sin embargo esta muchacha que realmente ha pasado por una situación difícil, lo ve como algo positivo: “Ante las adversidades uno crece,el conseguir salir de lo ocurrido, me ha hecho crecer como persona”

Partiendo de esta vivencia creo que deberíamos replantearnos nuestros problemas, ¿realmente son problemas?

No sabemos que pasará mañana, ni pasado, ni incluso dentro de diez minutos. Eso por desgracia, no está en nuestras manos. Lo único que podemos hacer es absorber toda la luz posible mientras brille el sol en nuestras vidas. Para que cuando haya nubes, podamos pintarlas de una gran paleta colores y nos sirvan para coger fuerzas y seguir adelante hasta que se vuelvan a ir y el cielo quede, de nuevo, despejado ¡y con un gran sol!