Opinión

Barriendo la ciudad con la escoba de oro

Algo está pasando con la limpieza en la ciudad. Lejos queda esa Escoba de Oro que reconocía a Ceuta como la ciudad más limpia de España. A día de hoy es rara la jornada en que no nos desayunamos con una nueva denuncia vecinal por suciedad. Tal vez esta situación no es nueva y siempre ha habido zonas en las que ‘sólo se limpia lo que ve la suegra´, pero lo cierto es que el poder de difusión e inmediatez de las redes sociales coloca en el escaparate lo que antes se mantenía oculto.

Algo está pasando con la limpieza en la ciudad. Lejos queda esa Escoba de Oro que reconocía a Ceuta como la ciudad más limpia de España. A día de hoy es rara la jornada en que no nos desayunamos con una nueva denuncia vecinal por suciedad. Tal vez esta situación no es nueva y siempre ha habido zonas en las que ‘sólo se limpia lo que ve la suegra´, pero lo cierto es que el poder de difusión e inmediatez de las redes sociales coloca en el escaparate lo que antes se mantenía oculto.

Los vecinos culpan de esta situación a la empresa concesionaria del servicio de limpieza pero está claro que los ciudadanos tienen parte de responsabilidad porque no es más limpio el que más limpio, sino el que menos ensucia. La limpieza de una ciudad es un trabajo en cadena, en el que todas las partes implicadas (ciudadanía, empresa y Gobierno) deben actuar correctamente. Los primeros recogiendo los excrementos de sus perros, tirando la basura a su hora o utilizando las papeleras. Los segundos limpiando y los terceros dotando de suficientes medios económicos a la adjudicataria. Está claro que en todo esto lo que falla es la parte financiera. De hecho, cuando Trace se hizo cargo del servicio y comenzaron las protestas vecinales, esta se justificaba alegando falta de presupuesto pero ahora, se ha ampliado el contrato, por lo que para los ciudadanos no es de recibo que la ciudad esté tan sucia… a no ser que aún no hayan recibido los pagos del Ayuntamiento. 

Encargarse de la limpieza, tanto en casa como en la calle, es algo ingrato. Nunca están las cosas suficientemente limpias. A todos nos ha pasado siendo jóvenes que nuestros padres nos han dejado solos el fin de semana y no hemos limpiado, ni ordenado hasta unas horas antes de su llegada. Pues en las calles pasa lo mismo pero con la gran diferencia de que hay casi 90.000 ciudadanos. Lógicamente el vecino que paga sus impuestos pretende ver la calle como los chorros del oro pero muchas veces en esas exigencias se olvida de quién es la competencia de limpiar determinadas zonas y es que no todo es Trace. Lo que está claro en toda esta historia, y nunca mejor dicho, "por unos o por otros pero, al final, la casa sin barrer".