Opinión

Dato mata relato

El PSOE de Ceuta afronta una etapa complicada en la que entran en juego más intereses que los propios del partido. Intereses de quienes, durante años, se han sentido líderes de la corriente de opinión 'a seguir' en Ceuta, ya sea en temas políticos, medioambientales, sociológicos o de cualquier otra índole

Urna psoe
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El PSOE de Ceuta afronta una etapa complicada en la que entran en juego más intereses que los propios del partido. Intereses de quienes, durante años, se han sentido líderes de la corriente de opinión 'a seguir' en Ceuta, ya sea en temas políticos, medioambientales, sociológicos o de cualquier otra índole.

Entre la pluma y el papel, empuñando 'el ordeno y mando', exigen explicaciones a la Gestora de los socialistas ceutíes sobre las decisiones que toma, cuál militante con carné o como integrante de la Ejecutiva de Ferraz, cuando son opinadores de cueva que no pisan la calle ni para comprar el pan, por lo que mucho menos puede pulsar el ambiente político, más que de oídas.

Pero van aún más lejos. Por arte de birlibirloque, consiguen retorcer los datos para montar su relato.

Recapitulando: Durante la presente legislatura, se han conocido dos desacuerdos, o informes en minoría, dentro del Grupo Parlamentario Socialista. El primero se produjo cuando la mayoría de los diputados de la Asamblea votaron a favor de la municipalización del servicio de limpieza viaria, en contra del deseo de Juan Gutiérrez, entonces secretario general y portavoz del partido, que era el de abstenerse. Gutiérrez, ni tan siquiera estuvo en la sesión plenaria por 'ética', dado que su cargo en la empresa afectada, TRACE, que subrogaría al personal para la nueva empresa municipal de limpieza, Servilimpe, era incompatible con un cargo en la Asamblea de la Ciudad. 

El entonces secretario general de los socialistas ceutíes, Gutiérrez, solo contó con el apoyo de su compañera Hikma Mohamed, que tampoco participó en la votación. Las matemáticas son tozudas y la mayoría del Grupo Parlamentario votó a favor de la municipalización, una demanda de los socialistas de años, que el propio Gutiérrez defendía con ahínco durante la campaña electoral de las pasadas elecciones. No fue un golpe de estado, fue una decisión mayoritaria, 4 contra 2.

El segundo caso ha sido esta misma semana, cuando la diputada sin carné del PSOE, Fidda Mustafa, y Navil Rahal, decidieron saltarse el acuerdo de la mayoría del Grupo que pasaba de la abstención, en Comisión, al apoyo al expediente de modificación de crédito. Hanan Amed, la tercera en discordia, prefirió ser voz ausente, a nota discordante. Por tanto, las matemáticas, tozudas ellas, vuelven a dar mayoría, por la mínima, 3 a 2. En democracia, las mayorías mandan. El resto es anarquía.

Así, los informes en minoría no son válidos en un arco parlamentario, en el que todos los partidos hacen valer y pretenden respeto a la disciplina de voto, pese a las posibles discrepancias internas que no se dan a conocer.