Opinión

Las aguas mansas

Artículo orientado esta semana a todas esas personas que se encuentran en situaciones llamémosles privilegiadas y que no les ha importado ir dejando “zombis”, que no cadáveres, en su camino. Que no lo son.

Artículo orientado esta semana a todas esas personas que se encuentran en situaciones llamémosles privilegiadas y que no les ha importado ir dejando “zombis”, que no cadáveres, en su camino. Que no lo son.

“El coño de la Bernarda” ha hecho que muchos lectores coincidieran en que quizás les faltó algo más, y es verdad, pero tampoco quise hurgar en herida ajena.

Sin desvíos. Cuando se realiza un estudio plan de imagen hacia un individuo, primero se llevan a cabo dos tipos de sondeos y lo hacemos llamar “cualitativos” y “cuantitativos”. Los primeros son los que expresan únicamente la reacción general ante una persona o idea. Los segundos reciben también el apelativo de “motivacionales”, dado que sirven para estudiar los motivos que conducen a realizar diversos actos y que a su vez reciben otro calificativo más: “estudio de penetración de imagen”. Sirven para conocer hasta qué punto la imagen que estamos lanzando de nuestro “estudiado” ha penetrado en la mente del público al que nos dirigimos.

Con ésta, mi casi primera lección recibida de “asesor de imagen”, la incluyo para que nos sirva de guía para continuar este artículo.

Han jugado a la lotería (participando y jugando en distintos partidos políticos; es su bingo particular). Tienen apellidos, pero sin nombres (se sirven de él, el apellido claro). Tienen solvencia económica, pero no saben gastar. Acopian poder, pero no lo saben usar. Entienden de todo y no saben de nada. Llegan a todo (siempre cogidos de una mano) sin nada de esfuerzos (pueden llegar a hacer rutas: empresas municipales, direcciones generales, diputados, consejeros, Congreso, etc.). Lo han tenido todo: buenos colegios, buenísimas universidades y, también por qué no, sufridas infancias, sin destacar en nada y mansos en bromas. Son tristones en la realidad y simpáticos (¿?) en la intimidad, muy valiente y enérgico con sus subordinados al que les considera débiles pero cobarde,  sumiso y callado con los que le pueden plantar cara. Le gusta ser adulado por propios y extraños y si es por estos últimos mejor. Tienen buen equipo de trabajo y eligen al mediocre, grita con el fin de hacerse notar y desmotiva a todo aquel en su derredor que no le ríe las gracias. 

Con este análisis, la “imagen personal general” de un individuo es la comparación entre el juicio de las cualidades que cada uno de ellos en su entorno merece a otra persona.

Reflexión. Tras recordar a Francisco Izquierdo, hombre dado al análisis de la imagen personal y política, sólo me queda decir: “Que me libren de las aguas mansas, que a las bravas las veo venir”.

A los que me siguen, si bien el artículo que nos ocupa hoy, no tiene mucha acidez, espero que esta pequeña guía sirva para identificar a más de uno de su existencia y por el contrario a los que hayan alcanzado esta situación de privilegio, que traten de arreglarse consigo mismo, que seguro es una labor ardua y difícil y que dejen de ser, pues eso. ¡que les den!

La pregunta es: ¿le conoces?, ¿los conoces? 

Andiamo, Andiamo, e cordiali saluti.