“Sara era una ávida lectora que devoraba todo tipo de libros, desde novelas históricas hasta ciencia ficción. Un día, mientras paseaba por el parque, se topó con un libro abandonado en un banco. Se trataba de «Marina» de Carlos Ruiz Zafón, uno de sus autores favoritos. En la portada lucía una etiqueta que decía: «Libros libres gratis».”
“Sara se preguntó quién habría dejado el libro en aquel banco, pero no le dio más importancia y se lo llevó a casa. Lo leyó con fascinación y se enamoró de la historia, ambientada en la Barcelona de 1980, de «Óscar Drai, un soñador que se deja seducir por los palacetes modernistas cercanos al internado en el que estudia y que en una de sus escapadas conoce a Marina, una chica delicada de salud que comparte con Óscar la aventura de descubrir un enigma doloroso del pasado de la ciudad. Un misterioso personaje de la posguerra se propuso el mayor desafío imaginable, pero su ambición lo arrastró por caminos oscuros cuyas consecuencias debe pagar alguien todavía hoy…»”
“Al acabar de leer la obra de Ruiz Zafón, Sara no quiso desprenderse del libro y regresó al parque, en busca de otro título y de seguir sumergiéndose en esas historias que solo un libro puede contar”.
Sara es un personaje inventado, pero el libro –y otros muchos- y el parque sí existen. «Marina» de Ruiz Zafón fue uno de los «libros libres gratis» que se podían hallar en uno de los bancos de piedra en el parque del Centro Cultural Estación de Ferrocarril. Unos libros que son donados en la recepción del centro y que no siempre tienen cabida en sus estanterías y, como desechar un libro podría ser considerado “un crimen contra la cultura”, los trabajadores del centro, de vez en cuando, los dejan en los bancos para que esas páginas, llenas de historias, encuentren quien las quiera volver a leer. Sólo hay que darse un paseo hasta el Centro Cultural Estación de Ferrocarril y probar suerte, igual encuentra el libro que andaba buscando, además, gratis.
