17 de mayo / 17 de agosto: Ceuta sigue soportando las consecuencias de la crisis fronteriza tres meses después

Ceuta trata de reponerse del golpe a su normalidad que supuso la entrada de miles de migrantes durante la crisis de los pasados 17 y 18 de mayo. La devolución de los menores no acompañados a Marruecos es solo el último episodio.

Migrantes reunidos en el polígono de El Tarajal (CEDIDA)
photo_camera Migrantes reunidos en el polígono de El Tarajal (CEDIDA)

A las ocho de la tarde del pasado 17 de mayo la Delegación del Gobierno confirmaba la entrada irregular en Ceuta de 2.700 marroquíes. Ceuta se encontraba viviendo las primeras horas de una situación sin precedentes. Los recién llegados aquel día eran ciudadanos marroquíes que vieron en la desidia calculada de los agentes fronterizos de su país la oportunidad de entrar en la ciudad por centenares. La crisis diplomática abierta por la presencia del líder saharaui, Brahim Ghali, en España había convertido a Ceuta en el escenario del desencuentro entre Rabat y Madrid.

Transcurridos tres meses desde entonces, el Gobierno todavía no ha facilitado datos oficiales sobre el número de personas que consiguieron entrar en la ciudad las jornadas del 17 y 18 de mayo. Las estimaciones cifran aquel flujo humano en unos 10.000 migrantes.

Las consecuencias de aquella entrada masiva de migrantes en la ciudad todavía se dejan sentir en Ceuta. Pese a la expulsión en las semanas posteriores de miles de aquellos inesperados visitantes, la ciudad vio cómo se descosían sus costuras mientras se convertía en referente para las disputas partidistas que se solventan en Madrid.

El Gobierno municipal se vio superado por una situación de todo punto imprevisible. Rápidamente, se improvisaron alojamientos en pabellones deportivos y en naves industriales. El presidente Juan Vivas agradeció la visita que en plena crisis trajo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a Ceuta. El gesto, sin embargo, no era suficiente. La complejísima situación que resultaba necesario abordar –una ciudad convulsionada por la entrada de un contingente de personas que representaban cerca del 10% de su población y una crisis diplomática internacional- movió a los partidos ceutíes a reclamar unidad de acción y de reivindicación ante los poderes centrales. Solo Vox se mantuvo al margen de aquel consenso.

Las cosas han mejorado ostensiblemente desde entonces, aunque Ceuta continúa lejos de volver a la situación de normalidad previa al 17 de mayo. Hoy, cuando se cumplen tres meses del incidente, las relaciones entre los gobiernos español y marroquí parecen reconducirse. Aunque, quizás, en los acuerdos alcanzados no se tuvo en consideración la necesidad de abordar con el rigor necesario la situación de los menores no acompañados, uno de los principales problemas cuya gestión en el día a día se endosó desde el principio a la Ciudad.

Según el acuerdo entre Madrid y Rabat, los más de 700 menores no acompañados que entraron en la ciudad durante la crisis fronteriza serían repatriados a diario en grupos de 15 a lo largo de los próximos dos meses. El Gobierno español, sin embargo, urgido por la necesidad, no parece haber sido muy diligente. Desde el primer día, las devoluciones han sido cuestionadas por la Fiscalía, organizaciones humanitarias y otras instituciones nacionales e internacionales. Finalmente, el juzgado de guardia ha ordenado la paralización de las expulsiones por un plazo de 72 horas a la espera de analizar el procedimiento que se viene siguiendo para formalizar la devolución de los menores, un procedimiento que los críticos consideran ilegal.