La prevención da vida a los años. Este es el lema con el que la Fundación Eduardo Gallardo trabaja cada día. Su máxima es conseguir un envejecimiento activo y saludable y para ello se esmeran en una estimulación temprana para que “el deterioro cognitivo dado por la edad tarde lo más posible en llegar”, explica el director de la fundación, Jesús Perea.
En sus tres años de historia, la fundación ha mantenido un ascenso constante. En el último año han ampliado sus instalaciones lo que permite “atender a más usuarios, con más talleres, mayor calidad asistencial y mejores condiciones para los trabajadores”, se enorgullece Perea. Precisamente esta ampliación “nos permite ampliar el cupo de usuarios”. Según los datos facilitados por la entidad, en 2015 se atendieron a 70 usuarios en una semana, cifra que este año se sitúa entorno a las 95 personas.
La principal labor de esta entidad es la prevención del deterioro cognitivo. “Estamos más que satisfechos con el trabajo que realizamos. Comenzamos como un proyecto pionero en este deterioro y hoy somos referente en la ciudad y el primer eslabón de la cadena en el tratamiento de este tipo de enfermedades”, añade Perea, quien adelanta algunos nuevos proyectos como un aula específica para enfermos de Parkinson. “Se trataría de un aula de estimulación multisensorial donde todos los sentidos se integren de forma simultánea, ayudando a la coordinación y la relajación”, explica el director de la entidad que no duda en ofrecer este aula a otras entidades.
En un día como hoy la fundación manda un mensaje claro: la prevención de este tipo de enfermedades permiten un diagnóstico precoz y un retraso en el deterioro cognitivo.