Hace más de un mes que se derrumbó uno de los bancos de piedra de la plaza de los Reyes, atrapando bajo su base a un menor que tuvo que ser atendido por los servicios sanitarios de emergencias. La Ciudad retiró en apenas 24 horas todos los elementos de la plaza que podían caerse, y los bancos que adornaban los muretes de las jardineras desaparecieron por completo.
La Consejería de Fomento, Medio Ambiente y Servicios Urbanos actuó con rapidez para eliminar los asientos, pero casi cinco semanas después, el espacio sigue igual, con vallas y cintas de señalización “Peligro y Precaución”, en lugar de bancos donde poder sentarse.
Los asientos, obra de la empresa pontevedresa 'Granilouro', eran de granito negro Angola, y se apoyaban sobre los cierres de las jardineras. Su ausencia ha convertido la plaza en un lugar poco propicio para el esparcimiento.
La plaza de los Reyes es uno de los sitios más emblemáticos de la ciudad, que tras su remodelación en 2006, contaba con una fuente circular y un moderno mobiliario urbano, de líneas curvas, que ahora se encuentra incompleto.
La rotura y posterior retirada de los bancos el pasado 18 de agosto era algo previsible para los asientos de «negro Angola», pues a finales de junio ya se había desprendido un banco y se había fracturado otro, causando preocupación entre quienes frecuentan el lugar. Se intentó reparar el mobiliario urbano afectado, pero sin éxito, como se demostró el pasado 17 de agosto.
La empresa gallega encargada de la remodelación de la plaza de los Reyes, 'Granilouro', también llevó a cabo la construcción de la réplica de la antigua puerta del Hospital Real de Ceuta, que se erige en la entrada de la plaza por la calle Camoens. El Hospital Real de Ceuta era un edificio del siglo XVIII que fue demolido durante la II República.
La puerta, obra del arquitecto Ángel Moreno Cerezo en 2006, está hecha de serpentina verdosa jaspeada y tiene un arco de medio punto flanqueado por cuatro columnas jónicas. Sobre el entablamento, se elevan varios pináculos y dos hornacinas que contienen las esculturas de San Fernando y San Hermenegildo, dos reyes santos de piedra caliza.
