Grabar y publicar vídeos de personas en mal estado en la Feria de Sevilla podría costarte multas elevadas

Con el cierre de la Feria de Abril en Sevilla, surge un importante debate legal sobre la publicación en redes sociales de vídeos de personas ebrias sin su consentimiento. ¿Cómo de legal es esta práctica viral?

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Este sábado marca el final de la Feria de Abril en Sevilla, un evento que no solo se celebra por su alegría y colorido, sino que también destaca por algunas situaciones comprometidas que se dan entre el bullicio. Durante la semana, la ciudad se convierte en un hervidero de actividad, con miles de visitantes que disfrutan de las tradicionales sevillanas y de la cultura andaluza. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro, especialmente cuando se trata de la privacidad y el respeto hacia los demás.

La Feria, con sus numerosas casetas y una abundancia de bebidas, también es escenario de escenas de personas considerablemente afectadas por el alcohol. Esto ha llevado a que algunos visitantes, movidos por ganar likes y comentarios en redes sociales, graben y publiquen vídeos de individuos en estados comprometidos. Bajo el hashtag #papagorda, estos vídeos muestran desde personas luchando por mantener el equilibrio hasta otras completamente dormidas en rincones poco apropiados del recinto ferial.

Sin embargo, este tipo de grabaciones entra en conflicto directo con la legislación vigente sobre la protección de datos personales. Publicar imágenes de alguien sin su consentimiento explícito no solo es una falta de respeto, sino que también puede considerarse un delito. Recientemente, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) impuso una multa de 10.000 euros a una persona por publicar un vídeo de un individuo ebrio sin su permiso. Este caso subraya la seriedad con la que las autoridades tratan la privacidad y la integridad personal en el ámbito digital.

El artículo 6.1 del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) establece que el tratamiento de datos personales solo es lícito si el individuo ha dado su consentimiento para uno o varios fines específicos. En los casos observados en la Feria de Abril, esta autorización claramente no existe, lo que agrava la situación al potencialmente dañar la dignidad y el honor de los afectados.

El debate sobre la ética de estas acciones es intenso. Mientras algunos argumentan que capturar momentos de júbilo y descontrol forma parte del espíritu festivo, otros apuntan a la legalidad y a la moralidad de respetar la privacidad ajena. La ley es clara al respecto: no se debe grabar ni mucho menos difundir imágenes de personas en situaciones vulnerables.

Ante esta realidad, la recomendación es clara: si se encuentra a alguien en estado de ebriedad, en lugar de grabarlo, lo adecuado sería ofrecer ayuda o simplemente respetar su espacio y privacidad. El respeto mutuo debería ser una norma no escrita, especialmente en un evento que celebra la cultura y la tradición como la Feria de Abril.

Con el auge de las redes sociales y la facilidad de grabar y compartir momentos en tiempo real, es fundamental recordar que detrás de cada vídeo o fotografía hay personas reales, cuya dignidad e integridad deben ser protegidas. La Feria de Abril debe ser un lugar de celebración y respeto, donde el disfrute no se construya a expensas de la vulnerabilidad de otros.