Opinión

Terrorismo

La detención de dos individuos en El Príncipe y Villajovita acusados de formar parte de un grupo yihadista da cuenta de las estrechas relaciones que vinculan, en no pocas ocasiones, terrorismo y delincuencia común. Que tales cosas sucedan en Ceuta no resulta inusual aunque nunca deja de ser inquietante.

La detención de dos individuos en El Príncipe y Villajovita acusados de formar parte de un grupo yihadista da cuenta de las estrechas relaciones que vinculan, en no pocas ocasiones, terrorismo y delincuencia común. Que tales cosas sucedan en Ceuta no resulta inusual aunque nunca deja de ser inquietante.

La Guardia Civil informa de que uno de los arrestados, A.C.B., es un conocido delincuente que en una refriega a tiros entre bandas de narcotraficantes registrado en 2013 resultó gravemente herido. Una bala le dejó postrado en una silla de ruedas para el resto de sus días.

La existencia de puentes que invitan a quienes no son más que vulgares delincuentes a convertirse en “mártires” de la disparatada causa defendida por las organizaciones terroristas ha de resultar motivo de reflexión. Las precarias condiciones de vida de muchas zonas de la ciudad, con El Príncipe a la cabeza, abocan a la desesperanza a centenares de jóvenes que, por el mero hecho de haber nacido en una barriada lastrada por la marginación y la pobreza, tendrán muchas menos posibilidades de promoción social que otros jóvenes de su misma edad en su misma ciudad. La delincuencia común fue la sima en la que algunos de ellos acabaron cayendo. Ahora se ha abierto la posibilidad de que el abismo sea más profundo.