No era un anuncio ni un compromiso oficial, pero al pronunciarse el célebre ‘visto para sentencia’ sobre el ‘Caso EMVICESA’ allá por el mes de noviembre, comenzaron de inmediato las elucubraciones sobre el momento en que se conocería la sentencia más esperada, en años, en la Ciudad Autónoma de Ceuta. Aquella que esclarecerá y repartirá culpas -si las hubiera, por supuesto- sobre la teórica trama de compraventa de voluntades para acceder a una vivienda pública.
En aquel momento, y en los corillos entre acusados, abogados y periodistas, la fecha más señalada era la próxima semana. “En Semana Santa es probable que se sepa algo”. Siempre con el condicional, con la prudencia por delante, pero con la Semana de Pasión como primer horizonte temporal.
Todo parece indicar que no será así. “Es un juicio muy complejo; lo fue durante la fase de instrucción, y lo estará siendo durante la redacción de la sentencia”, apunta una fuente jurídica. “Aquí estamos hablando de poderes notariales, extractos de cuenta, legislación nacional, ordenanzas autonómicas, actas de la Comisión Local de la Vivienda o del Consejo de Administración… y encima la posibilidad de enviar a prisión a algunas personas durante varios años, que es una presión añadida”.
Lo más normal “es que el juez redactor de la ponencia se lo tome con calma, que prefiera llegar tarde a llegar mal”, señala otra fuente consultada, “puesto que además no es un caso que estemos acostumbrados a ver en los juzgados de Ceuta”. En este sentido “el 90% de los casos que se juzgan tienen que ver con inmigración irregular, narcotráfico (incluyendo ajustes de cuenta) o violencia de género. El ‘Caso EMVICESA’ es, además, un fenómeno casi desconocido en los Juzgados de una ciudad como Ceuta”.
Ocurre, además, que “cabe la posibilidad de que alguno de los otros jueces emita un voto particular en contra o bien de parte de la sentencia o de su totalidad. Hay muchas personas juzgadas. Y no se trata de un voto ‘a favor o en contra’, sino que habrá de ser razonado en el caso de que así se produzca”. La metodología de trabajo es otro factor a tener en cuenta: “No hay norma al respecto. Puede que el juez redacte la sentencia, la entregue a los otros magistrados y estos, tras analizarla, decidan si emiten o no voto particular o puede que a medida que avance en la redacción la vayan conociendo también los otros jueces, siquiera de modo no oficial, para ir ahorrando tiempo en cuanto a la emisión de votos particulares”. Votos particulares que habrán de ser debatidos posteriormente por el Tribunal, no olvidemos.
Desde el TSJA se explica que “este tipo de juicios no suele tener una sentencia rápida. Tanto por la notoriedad de las personas encausadas, la complejidad de los hechos y la cantidad de gente juzgada no invitan a pensar en mucha rapidez al respecto. Por ejemplo, el caso de los ERE tardó casi dos años en tener sentencia, tras la que se presentaron algunos recursos que aún están debatiéndose”.
Y es que esa, la posibilidad de recursos “se da por hecho”, dice una fuente jurídica local. “Si alguien es condenado a prisión, o a multas que le vayan a complicar mucho la vida, es muy raro que no trate de recurrir. Si no hay condenados, lo extraño es que no recurra el Ministerio Fiscal. Y lógicamente, se van a ir agotando todas las vías una vez se conozca la sentencia”.
Otra duda: el momento y, sobre todo, la forma en que se conocerá la misma. “Puede ser a través del programa LexNet o puede ser, también, convocando a los procuradores y abogados de las partes para evitar filtraciones o problemas informáticos y entregárselas, simultáneamente, a todos al mismo tiempo”. Nuevamente, todo esto dependerá de la personalidad y manera de obrar tanto del juez ponente -Emilio Salinas- como de los otros dos magistrados, Rosa de Castro y Fernando Tesón.
