Aquella gala del deporte

Después de cuatro años sin Gala del Deporte, volvió el pasado jueves por la noche una edición que no nos dejó indiferentes ni queremos dejar pasar. Un acto poco y mal organizado que difícilmente puede calificarse de Gala y que no justificaba para nada los requisitos de “etiqueta” exigidos a los invitados e invitadas. Una presentación “cutre” que no puede justificarse con un presupuesto contenido: ¿Nadie sabe hacer algo “decente” sin gastar “mucho”?

Después de cuatro años sin Gala del Deporte, volvió el pasado jueves por la noche una edición que no nos dejó indiferentes ni queremos dejar pasar. Un acto poco y mal organizado que difícilmente puede calificarse de Gala y que no justificaba para nada los requisitos de “etiqueta” exigidos a los invitados e invitadas. Una presentación “cutre” que no puede justificarse con un presupuesto contenido: ¿Nadie sabe hacer algo “decente” sin gastar “mucho”? El acto se desarrolló sin que nadie tuviera muy claro qué tenía que hacer, dónde colocarse y cuándo había terminado su papel sobre el escenario. Si el Gobierno de la Ciudad quería hacer un “homenaje” a los deportistas de la Ciudad, se quedó muy corto. De hecho, el acto ha pasado sin pena ni gloria.

Porque, además, para estar más acorde a lo que se vivió, mejor hubiera llevado el nombre de “Premios del ICD”. Se premió a trabajadores del ICD por estar más de 25 años en las filas del mismo y todo el acto fue de exaltación a la política deportiva del Gobierno y del ICD, sin que faltaran felicitaciones a Juan Vivas por sus quince años en el Gobierno. Un vídeo alardeaba de la gran labor realizada por el ICD durante todos los años desde su creación y en el que se incluían, como logros, proyectos tales como la próxima pista de atletismo o la de motocross, promesas repetidas en varias legislaturas y que, todavía pendientes, ya se apuntan.

En nuestra Ciudad quedan lejos aquellas ediciones en las que se premiaba a cada candidato de las distintas federaciones. De hecho se han presentado Campeones de España y medallistas de nivel nacional que no han tenido ningún tipo de reconocimiento por parte del Gobierno de la Ciudad.

La Gala del Deporte se hacía para premiar a los mejores deportistas ceutíes del año: cada federación deportiva aporta un candidato por sus logros conseguidos en el año y un comité formado por personal del ICD y periodistas seleccionan a los finalistas (3 masculinos y 3 femeninos) de entre los que se elige al ganador y a la ganadora. De hecho, en otros lugares donde sí se celebran Galas del deporte y se hacen todos los años, éstas se organizan desde la prensa, y los políticos y, en particular, los gobernantes, llegan como invitados, como mucho. Porque el objetivo es homenajear a los deportistas por su ejemplo, esfuerzo y logros. No usar el deporte y a los deportistas en interés del que gobierna.

Inicialmente sorprendió que en el patio de butacas -que presentó un medio lleno- hubiera más políticos e invitados en razón del puesto que deportistas y familiares. Nos sorprendió también que solo reservasen un asiento por federación. Así, sólo podría ir el presidente de la federación o el deportista sin acompañante. Si quisieran ir presidente, entrenador y competidor tendrían que sentarse por separado y entre el público.

Los premiados fueron el piragüista José Luis Gómez y la tenista Olga Parres: fueron justos vencedores y, desde aquí, nuestra más sincera enhorabuena. Emotivo y justificado el reconocimientos a José Enrique Corrales Bellido, jugador de la selección española de fútbol para amputados. Y menos justificados el que se hizo a la Federación ceutí de fútbol, en la persona de Antonio García Gaona, y a Mohamed Ali Amar ‘Nayim’, asesor ahora del Gobierno de Juan Vivas.

Destacar la simpática exhibición que hizo la escuela de Taekwondo del ICD en la que alumnos y alumnas de todas las edades mostraron al escaso público distintas técnicas y combates que amenizaron la velada.

Placa y pin para los trabajadores; foto y placa enmarcada para los premiados, para los dos deportistas invitados y las menciones especiales; y relojes de pulsera para los que dan nombre a los premios: José Ramón López Díaz-Flor y Susana Román.

Nadie se acordó de los entrenadores que hacen una gran labor día a día. Nadie se acordó del deporte base, futuro del deporte Ceutí. Nadie se acordó de las empresas que subvencionan a clubes deportivos para que estos deportistas puedan viajar y competir. Nadie se acordó de hacer un vídeo de cada finalista para que vieran los presentes cuál es su labor día a día y, así, ellos y sus familias se sintieran importantes y reconocidos. En fin, muchos halagos políticos pero pocos reconocimientos a los verdaderos protagonistas que son los deportistas.