España-Marruecos: la economía en primer plano; Ceuta y Melilla, al fondo

Los acuerdos adoptados por España y Marruecos en la cumbre de Rabat privilegian los aspectos económicos de las relaciones entre los dos países pero se muestran cicateros en lo que concierne al reconocimiento de las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla.

Paso de mercancía por la frontera en la prueba piloto de la aduana comercial del pasado 27 de enero (CEDIDA)
photo_camera Paso de mercancía por la frontera en la prueba piloto de la aduana comercial del pasado 27 de enero (CEDIDA)

La Reunión de Alto Nivel (RAN) que esta semana han celebrado en Rabat delegaciones de los gobiernos de España y Marruecos no ha arrojado demasiada luz sobre el futuro de las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla. El encuentro no ha despejado ni una de las dudas que todavía se mantienen. De hecho, lo única conclusión que puede extraerse de la cumbre en lo referente a las aduanas comerciales de las dos ciudades autónomas es que los empresarios ceutíes y melillenses tienen a día de hoy la misma información de la que disponían antes del comienzo de la reunión de los dos gobiernos.

La referencia a las aduanas comerciales de las dos ciudades autónomas aparece en el punto 42 de los 74 que conforman la declaración conjunta firmada por los dos países al término de la RAN. «Las dos partes reiteran su compromiso con la plena normalización de la circulación de personas y mercancías de manera ordenada, incluyendo los dispositivos adecuados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo», reza el texto haciendo uso de la retórica  empleada durante las últimas semanas por el Gobierno de España.

Representantes de los gobiernos español y marroquí, reunidos durante la pasada cumbre de Rabat (POOL MONCLOA/FERNANDO CALVO)
Representantes de los gobiernos español y marroquí, esta semana en Rabat (POOL MONCLOA/FERNANDO CALVO)

Además, la declaración habla de que España y Marruecos «tienen en cuenta» los resultados de la prueba piloto que permitió el pasado de enero el paso por la frontera de Ceuta de una modesta expedición comercial a bordo de una furgoneta que transportaba productos de higiene personal. Y a juzgar por el tenor literal del texto, la apertura definitiva de la aduana continúa sin tener fecha: «Las partes (…) continuarán esta serie de pruebas según el calendario acordado para superar cualquier posible eventualidad».

Más allá de cuál sea el futuro de la aduana comercial, que ha monopolizado la atención de ceutíes y melillenses durante las últimas semanas, lo cierto es que la nueva etapa que abre esta cumbre en las relaciones hispano-marroquíes estará presidida, según se desprende de las manifestaciones de los representantes de ambos gobiernos, por dos condicionantes: el económico, derivado de la confluencia de los intereses de uno y otro país en el campo de las transacciones comerciales y las inversiones, y el político, definido por el compromiso adquirido por Rabat y Madrid de no perturbar los ámbitos de soberanía respectivos. En este último caso, se trata de que Marruecos no enrede con reivindicaciones de soberanía sobre Ceuta y Melilla y de que España mantenga su recién estrenada posición pro-marroquí en el conflicto del Sáhara Occidental.

 

La dimensión económica

El tenor de la declaración conjunta suscrita al término de la cumbre bilateral ha debido sonar de manera seductora a los oídos de los empresarios de uno y otro lado del Estrecho. Marruecos sabe de la vinculación de su economía a la Unión Europea y España. Rabat se ha mostrado cicatero en lo concerniente al reconocimiento implícito de las fronteras con Ceuta y Melilla que comporta la apertura de las respectivas aduanas comerciales. Una actitud muy distinta a la adoptada en el terreno económico.

A pesar del aumento de sus relaciones con Estados Unidos y China, Marruecos es consciente de las vinculaciones que todavía mantiene su economía con la Unión Europea y España. Según detalla el investigador en Economía de la Universidad «Camilo José Cela (CJC)», Juan Vázquez Rojo, en su reciente informe «Relaciones económicas España-Marruecos», más de la mitad del comercio del país vecino depende de la Unión Europea. El 16% de las compras externas del país proceden de España, lo que convierte a nuestro país en su principal socio comercial.

El comercio entre España y Marruecos ha crecido de forma considerable en los últimos 25 años, a un ritmo medio del 10% anual, aunque para el país europeo solo suponga el 2,8% de las exportaciones y el 2,3% de las importaciones.

Vázquez expone en su informe cómo el comercio entre ambos países ha crecido a un ritmo medio anual del 10% en el transcurso de los últimos 25 años. «Marruecos exportó a España fundamentalmente cable (21,6%), trajes (6,66%) y coches (5,69%); de forma contraria, los principales productos exportados desde España a Marruecos fueron petróleo refinado (9,5%), vehículos de motor, piezas y accesorios (6,9%) y alambre de cobre (3,25%)», señala el investigador de la CJC.

En lo que respecta al comercio de servicios, representaba antes de la pandemia dos tercios de los servicios exportados a Marruecos y tres cuartas partes de las exportaciones marroquíes hacia España.

Todos estos datos explican la disponibilidad de las partes para alcanzar acuerdos económicos que se presume serán ventajosos para las partes. Tal y como se definió al término de la cumbre, Rabat y Madrid han dado inicio a una «nueva asociación económica avanzada».

«La relación entre ambos países es más comercial que inversora», subraya el profesor Vázquez. Este déficit explicaría la resolución de los dos países de impulsar un protocolo financiero, dotado con hasta 800 millones de euros, para promover inversiones en sectores como el agroalimentario, el ferrocarril, el agua o el turismo. En la actualidad, la inversión española en el país vecino alcanza los 4.148 millones de euros mientras que la de Marruecos en España se aproxima a los 120 millones.