El Gobierno “ya tiene cerrada” su decisión sobre Schengen y la Unión Aduanera

La delegada del Gobierno ha adelantado que el trabajo “concluirá en breve”, pero no ha aclarado cuál ha sido la opción por la que se ha inclinado Madrid.

Vista de la frontera de El Tarajal (C.A./ARCHIVO)
photo_camera Las últimas intenciones del Gobierno apuntaban a un Tratado de Buena Vecindad con Marruecos. (C.A/ARCHIVO)

La supresión de la excepcionalidad Schengen o la entrada en la Unión Aduanera macarán el futuro económico de Ceuta, y el Gobierno de Sánchez ya ha tomado una decisión. “Ese tema ya está cerrado”, adelantaba este jueves la delegada del Gobierno cuando se le preguntaba si se abordaría en la elaboración de los planes estratégicos. Aspecto que no ha aclarado, como tampoco lo ha hecho sobre la postura que ha adoptado Madrid.

“Los diferentes ministerios están trabajando en ello desde el inicio de la pandemia y esperan concluirlo en breve”, intentaba zanjar así Mateos el asunto.

Mientras, se abre el terreno de la especulación. Y haciendo un seguimiento cronológico a los últimos acontecimientos, y todo apunta a que el Ejecutivo, en cuanto a Schengen se refiere, se inclina más por un Tratado de Buena vecindad con Marruecos, como ya deslizó el pasado diciembre el secretario de estado de Política Territorial durante la presentación de los planes estratégicos.

Apenas unas semanas más tarde, fuentes de Delegación del Gobierno insistían a este medio que el asunto es “muy delicado y nada fácil”. Sin cerrar por completo la puerta a poner fin a la excepcionalidad vigente, apuntaban a que está sometido a estudio y serán los técnicos que elaboren los planes, a través de todo el trabajo de campo que van a desempeñar (entrevistas y encuentros con todos los sectores de la sociedad ceutí y melillense) los que plasmen su viabilidad.

No obstante, matizaban las mismas fuentes, que todo el poder de decisión no recae en Ceuta, ni mucho menos. Confluyen los intereses de Madrid, la Unión Europea e, incluso, Marruecos. “Con quien hay que negociar la naturaleza fronteriza”.

Precisamente, este repliegue obedece a un temor ante una posible respuesta por parte del país vecino. “Condicionaría las relaciones con Marruecos, que tendría reacciones”, reconocían desde la institución de la plaza de los Reyes. Más, ahora, que al parecer las relaciones comienzan a descongelarse, e insisten reiteradamente en que “son buenas” y “se retoma la cooperación” entre sendos estados. Puntualizaban, no obstante, que “cuando sen desencadena un conflicto diplomático de esta naturaleza, no se regresa al punto inicial de la noche a la mañana”.

Esa escasa viabilidad también quedaba recogida en el documento que elaboran, de forma paralela e independiente a los planes estratégicos, los seis ministerios implicados en definir el nuevo escenario fronterizo, y que en su primer estudio ya desprendía la “dificultad” para poner fin a la excepcionalidad. Admite que requeriría el visto bueno de los demás socios del tratado Schengen y aumentaría previsiblemente la presión sobre el vallado fronterizo.