Los precios de compraventa de vivienda del mercado inmobiliario de ambas ciudades autónomas han aumentado un 2,27% en el último año. No obstante este incremento, la subida anual de la capacidad adquisitiva de los hogares jóvenes y las personas jóvenes asalariadas ha propiciado una disminución anual del esfuerzo económico que un hogar joven o una persona joven asalariada deben realizar para acceder a la vivienda en propiedad.
En la actualidad, la emancipación residencial en solitario no sería viable económicamente para un joven asalariado, que debería dedicar el 61,3% de su sueldo a hacer frente a la cuota hipotecaria. Una cuantía elevadísima a la que pocos jóvenes pueden hacer frente. En Ceuta, un hogar joven debería dedicar el 32,1% de sus ingresos al pago de la cuota hipotecaria, un porcentaje ligeramente superior al 30% recomendado como umbral de endeudamiento tolerable, según datos del Observatorio de la Emancipación.
En lo que respecta al alquiler, la situación no está mucho mejor. De hecho, según datos del Consejo de la Juventud los jóvenes ceutíes se sitúan a la cabeza de los españoles que mayor esfuerzo inversor deben hacer para poder vivir de alquiler. Según las estadísticas, deben aportar hasta un 70% de su salario para acceder a una vivienda. Por tanto, la opción de muchos jóvenes que desean emanciparse es compartir piso con compañeros o pareja o bien alejarse de la zona centro de la ciudad, donde los alquileres son prohibitivos.
En esta línea, el mes pasado el PSOE denunciaba que el Gobierno municipal no había movido ficha para constituir la comisión encargada para estudiar la implantación de ayudas al alquiler para jóvenes, una iniciativa que fue aprobada por unanimidad plenaria en abril de 2016.
