Casi 2M€ para solucionar el “error” y volver a regenerar la arena de Ribera y Chorrillo

El Gobierno defiende un proyecto con cargo a los Presupuestos de 2023 que todavía no ha consultado a Costas, desde donde señalan que su tramitación es dilatada.

Excavadoras regenerando la arena en la playa de la Ribera, en Ceuta

Regenerar la arena de las playas y devolverles su aspecto original. Es el objetivo marcado por el Gobierno de la Ciudad, a través de la Consejería de Medio Ambiente y Servicios Urbanos, una vez finalizada la campaña estival y que pretende arrancar con margen suficiente para poder contar con el litoral renovado de cara al próximo verano.

Con un “montante importante” estará respaldado el proyecto, han explicado a Ceuta Actualidad fuentes del Gobierno. Concretamente, se está diseñando una partida con cargo a los Presupuestos de la Ciudad del próximo año dotado de unos dos millones de euros para impulsar un proyecto que irá dirigido a todo el litoral de Ceuta, pero con prioridad y especial incidencia en las playas de la Ribera y el Chorrillo que han centrado el foco de las críticas este año a raíz de la arena movida desde Tarajal- procedente de la ‘playa de nadie’ que separa los dos espigones de la frontera -, como repuesta de emergencia al temporal que la pasada primavera dejó desnudas estas dos zonas de baño.

El Ejecutivo no ocultó que áridos eran “de peor calidad”. Desde el líder del Gobierno hasta el consejero de Fomento o Medio Ambiente y Servicios Urbanos, intentaron deshacerse en responsabilidades y señalar a Delegación del Gobierno ante el aluvión social de reproches. “No es responsabilidad de la Ciudad”, se ha escuchado en reiteradas ocasiones, desde comparecencias de prensa hasta en interpelaciones de sesiones plenarias. Ahora, es también el equipo de Juan vivas el que ampara gran parte de esta actuación en “subsanar el error que se pudo cometer este verano”.

Sin embargo, a Delegación del Gobierno y su área competente en la materia (Costas) ni les ha llegado un mero susurro al respecto. Todo ello, pese a que en el Ejecutivo local aseguran que dicha actuación se está coordinada conjuntamente. “No ha habido petición alguna por parte de la Ciudad y el Ministerio de Transición Ecológica tampoco ha recibido ningún tipo de documentación o informe. No se ha producido comunicación oficial”, señalan desde la institución de la plaza de los Reyes con sorpresa. Añaden, eso sí, que en caso de suscitarse están abiertos a ofrecer una actitud de “colaboración” y “coordinación”. No obstante, abren un melón que desliza un proceso complejo que enturbiaría los planes de la Ciudad para llegar con los deberes finalizados al próximo junio: “Primero hay que presentar la petición, un informe y a raíz de ahí arranca un largo y tedioso recorrido administrativo que puede llegar a extenderse hasta dos años”.

Mientras, al otro lado de la administración las consideraciones se tercian, al parecer, menos complejas, ya que técnicamente se está valorando lo plasmado sobre el papel. La idea que se baraja es extraer la arena de uno de los dos bancos más factibles con los que cuenta la ciudad: o el situado en los fondos de la bahía norte o el presente en el Tarajal. “Es necesario estudiar qué tipo de arena es más idónea”. Una vez extraída será necesaria tratarla, limpiarla y adecuarla para volver a reponer y regenerar las dos playas de la bahía sur.

Ceuta se queda con su arena

La controversia desatada esta temporada estival ha vuelto a reabrir ese debate y planteamiento sobre el por qué Ceuta no puede contar con playas de arena fina y de calidad. La primera respuesta es casi obvia: porque no dispone de ella en sus fondos. Pero ante el planteamiento de poder trasladarla desde otros lugares de la península se abre, por una parte, las recientes leyes marcadas por el Ministerio de Transición Ecológica que impiden, entre otras razones, dichos movimientos de arena por generar un impacto medioambiental. Y, por otra, la hemeroteca, que recuerda que la última intención del Gobierno local hace unos cinco años- cuando aspiraba a tener en Ceuta áridos de Caños de Meca- chocó, precisamente, con informes técnicos que impedían la extracción.

Según los informes elaborados durante los últimos años, “el litoral del sur de Ceuta no admite la formación de playas naturales de cierta calidad a causa de sus características geomorfológicas”. La Ribera, que ya fue objeto de actuaciones en 2005 y 2009, tiene ahora una anchura comprendida entre 23 y 73 metros y para ella se propuso, teniendo en cuenta su gran uso, “una nueva recarga o, al menos, una redistribución anual del sedimento extrayéndolo de su extremo occidental”.

Sobre la de El Chorrillo, cuya anchura también se ve “muy estricta”, se considera que “parece necesaria una alimentación de playa que aumentase su anchura mínima hasta un valor al menos de 30 a 40 metros.

Ello suponía, durante esta última actuación en el 2018, una aportación en torno a 160.000 metros cúbicos de arena. “La regeneración de todo este frente de playa debiera hacerse”, aconsejó el Ministerio, “con sedimento similar o más grueso que el existente en la actualidad en la playa” usando el banco de arenas utilizado para la regeneración de 2005, aunque la Ciudad Autónoma se inclinaba por traer áridos de mayor calidad de la costa de Cádiz.

La actuación iba a llegar a la playa del Tarajal por voluntad expresa del Gobierno pese a que el Ministerio no lo consideraba necesario, ya que apreció que “al encontrarse en aumento continuo, pudiera utilizarse para mantenimiento del resto de las playas del sur de Ceuta”. De hecho, en su análisis concluyó que “las playas de La Almadraba, Tramaguera y Tarajal se hallan en un buen estado, estando en la actualidad en acreción, y parte de materia traspasa el espigón de la frontera”.

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