El accidente del autobús que se empotró en el puerto deportivo, judicializado

La empresa y la Guardia Civil no hacen declaraciones a la espera de la calificación de hechos por parte del juzgado

photo_camera Así quedó el autobús tras la colisión./ARCHIVO/M.G.

El accidente que sufrió un autobús de la línea 4 el pasado día 20 de enero cuando se empotró contra la valla del puerto deportivo se encuentra bajo actuaciones judiciales.

Así lo confirmó el director de la compañía, José María Cuéllar, y fuentes de la Guardia Civil, que fue el cuerpo de seguridad que realizó el atestado en torno al accidente.

Los hechos se producían en la tarde-noche, cuando el autobús que cubre la línea que enlaza la plaza de la Constitución, la barriada O’Donnell y el Hospital Universitario, tras salir de la parada central y tomar ya con muchas dificultades la rotonda de la plaza, bajaba ya casi sin control, a pesar de los esfuerzos del conductor, y terminaba por estrellarse contra la verja del puerto deportivo, a poco de caer al agua.

La decena de personas que viajaba en el mismo pasó momentos de miedo, sin obtener respuesta de lo que estaba ocurriendo ya que el conductor, un profesional experimentado, dedicaba todos sus esfuerzos y concentración a controlar el vehículo.

En todo caso, la cuestión está judicializada y el hermetismo por parte de todos es absoluto. Las heridas que sufrieron algunos viajeros fueron de carácter leve, aunque como se produjeron lesiones que suponen daños en cervicales y rehabilitación, adquieren una relevancia en el plano judicial.

La Guardia Civil no ha calificado los hechos, sino que se ha limitado a realizar un exhaustivo informe técnico del vehículo para elevarlo a la instancia judicial, que será quien determine qué tipo de responsabilidades hay que depurar.

La Policía Local instó a los pasajeros a cumplimentar partes del accidente para su posterior remisión a las autoridades competentes, si bien identificaron a todos y cada uno de los clientes que en ese momento viajaban en el autobús y, dado que algunos iban al hospital por lesiones y otros por crisis de ansiedad, les decían que si no les era posible cumplimentar esa misma noche la documentación, que lo hicieran en cuanto pudieran.

El conductor del coche había quedado atrapado entre el asiento y el volante. En un principio parecía que su estado revestía gravedad. Fue necesaria una operación que en el argot técnico del cuerpo de Bomberos se denomina excarcelación, esto es, rescatar a una persona que no puede salir de donde está por sus propios medios.

El profesional, cuya trayectoria y acciones fueron defendidas desde el primer momento por la dirección de la empresa, se encuentra aún bajo cuidados facultativos y en rehabilitación, dadas las lesiones cervicales que sufrió.

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