El Gobierno, que no persigue el botellón, no concede las barras para evitar que se sirva masivamente

El consejero de Fomento, Alejandro Ramírez, tiende la mano a los hosteleros para sentarse a abordar los problemas del sector

 Restos del botellón en la plaza Ricardo Muñoz tras las Tardebuena de 2018./archivo
photo_camera Restos del botellón en la plaza Ricardo Muñoz tras las Tardebuena de 2018./archivo

Una Navidad más, Ceuta y su hostelería serán una anomalía, la excepción, a lo que sucede en el resto del país y los hosteleros no podrán montar barras fuera de sus locales para atender mejor la enorme demanda que se genera en días como el de la Tardebuena o Nochevieja. La razón que hace Ceuta diferente de Murcia, por ejemplo, donde se autorizan barras fuera de los bares en 106 calles, la desconoce el consejero responsable de la regulación del sector, el de Fomento, Medio Ambiente y Servicios Urbanos, Alejandro Ramírez: “Normativamente no lo sé”, ha contestado al ser preguntado por la diferencia entre Ceuta y el resto del país.

Pero a su vez es en la normativa en la que se escuda para defender que no puede hacer nada y es esa normativa contra la que braman los hoteleros que la califican de “absolutamente restrictiva” y la que vienen pidiendo desde hace ya más de un lustro que se cambie para permitir que Ceuta pueda funcionar como el resto de ciudades del país y regularizar las terrazas o los propios negocios hosteleros no sea una odisea que se alarga durante años y no siempre con final exitoso.

“A día de hoy no tiene una regulación de forma muy específica”, ha recalcado Ramírez sobre el procedimiento que habría que seguir para poner una barra fuera del bar en estos días. “Lo que hay son diferentes ordenanzas que hay que cumplir: la de terrazas, la del uso de los espacios públicos y la que prohíbe el consumo de alcohol en la vía pública”, ha explicado el consejero.

Es ahí donde surge el conflicto. Cualquier local con licencia de terraza en regla -había en octubre 55- podría solicitar y disponer de una barra en su terraza, pero “sólo para atender a los clientes de su terraza”, no para servir indiscriminadamente a todo el que se acerque a ella, que es precisamente el foco de la cuestión. Los hosteleros reclaman esas barras para atender a los cientos de clientes que se pueden dar cita en algunos espacios durante la Tardebuena.

“Cualquier establecimiento que esté en regla puede sacar una barra para la gente que está en la terraza. Lo que no puede ser es dar a 200 personas con esa barra”, ha explicado Ramírez. Y sin barra exterior que pueda satisfacer la sed de los ceutíes entregados a desearse amor y prosperidad en Nochebuena y Nochevieja cabe preguntarse si en sí misma la medida no incentiva que cada cuál se compre y se sirva el alcohol por su cuenta (botellón) y se cite con los amigos y familiares en algún sitio.

Ramírez ha lanzado incluso la posibilidad para futuros años de “encontrar un espacio alejado del centro para poner barras. Se podría estudiar. Que todos los bares ocupen espacio público con barras, no se puede hacer a día de hoy”

El sector está tan afectado por las restricciones que está sufriendo ordenanza en mano, por las visitas constantes de la Policía Local en estas fechas que parece incluso haberse olvidado ya de avanzar en estas cuestiones o en la de ampliar horarios.

Si desde la Cámara de Comercio se pidió este lunes abiertamente sentarse para comenzar a trabajar en adecuar la ordenanza para que sea un instrumento útil y válido para regularizar esta situación y otras en general, el consejero ha tendido este martes la mano. “Estamos abiertos a la propuesta de un sector que consideramos importante, con peso en la economía, por empresas y trabajadores, y abiertos a poder estudiar cualquier opción. Que la opción puede ser entrar en una modificación o redacción de nueva ordenanza que regule todos los aspectos que se consideren que pueden mejorar la actual”, ha afirmado Ramírez, para apostillar “pero teniendo en cuenta que hay que cumplir con el descanso de los ciudadanos, la ocupación de espacios y las normativas superiores que se pueden aplicar”.

La disposición el Gobierno parece tenerla: “Me consta que el área de Presidencia y Gobernación, además de mi, también está dispuesta a mantel la reunión en el momento que nos la soliciten”. Pero la hostelería demanda además de abordar el futuro abordar el presente, no sólo en forma de horarios ampliados o barras, sino de poner a la Policía a mirar más al botellón que, fin de semana sí y festivo también, acaba por inundar espacios del centro, frente a frente a los bares, produciendo suciedad y ruido e incomodando tanto a hosteleros como vecinos, y relajar a lo razonable la inspección a los propios hosteleros. En algunos casos han referido visitas 4 veces por semana y prácticamente cada fin de semana.

Así se dan casos como el sábado pasado en el que algún agente atravesó un botellón sin decir ni mu para ir directo al bar de turno a comprobar que cumplía con la normativa de terrazas, como ha relatado el hostelero afectado a este medio este martes.

Por mucho que se aborde ahora una reforma normativa que permita a los hosteleros lograr la regularización de sus establecimientos (algo que en algunos casos llevan intentando desde hace más de una década sin conseguirlo a pesar de las múltiples inversiones realizadas), las Navidades volverán a ser un tiempo de disputa entre los hosteleros y la Policía y Ceuta seguirá en la excepcionalidad si se compara con el resto de ciudades del país.

Quizás por eso, y porque hartos de la situación, el sector ha elevado la voz para quejarse y denunciar lo insostenible de la situación, Ramírez ha argumentado este martes la cintura mostrada en los últimos años y meses por su consejería con el sector y por el Gobierno en general. Apuntando que “lo que sí hace diferente a Ceuta es que durante la pandemia fuimos la que más flexibilidad de toda España dimos a las terrazas. De toda España. En ampliación de espacios, horarios y aforos y jugando bien con los tiempos”, ha defendido.

Y ha apuntado otra diferencia, en el sentido que mientras en el resto de España tras el incendio de las discotecas en Murcia se inició en todos los ayuntamientos una especie de ola de cierres a quien no cumplía, en Ceuta “este Consejo de Gobierno aprueba gracias a la labor de los técnico de la Consejería un periodo extraordinario de dos meses para que cualquier que cumpla con las medidas de seguridad, no creo que haya nadie en contra de minimizar riesgos, y ante esa situación, en vez de cerrar definitivamente los establecimiento se da un plazo de 2 meses para regularizar la situación”.

Lo que parece más difícil de contestar ya es saber por qué después de años, de inversiones varias, de armarios de expedientes en algún que otro caso, el hostelero de turno sigue sin poder regularizar su situación. En el sector apuntan precisamente a dos cosas: los técnicos de la consejería y las propias ordenanzas que llevan años pidiendo cambiar.

En el artículo publicado el domingo en este medio en el que se apuntaba ya el malestar del sector ante las constantes contradicciones del Gobierno con la hostelería se refería que el Ejecutivo había sido incapaz durante meses de ofrecer datos requeridos de forma reiterada relativos al número de terrazas que cuentan con licencia en regla. Hay que rectificar, el Gobierno había remitido un correo el pasado 4 de octubre con los datos, a una dirección eso sí, poco habitual. Los datos son que de 139 establecimientos se ha concedido la licencia para instalar terraza a 55 (un 40 por ciento), y hay otros 84 que la tienen en tramitación (60 por ciento).

Lo que sigue sin aclarar el Gobierno es cuál es el tiempo medio que se tarda en culminar uno de esos expedientes, porque algunos empresarios confirman que llevan en tramitación más de 10 años. Y se avecinan nuevos y emblemáticos casos, evocados al cierre, porque con las actuales normativas desde la Consejería se está lanzando el mensaje claro de que los negocios están abocados al cierre.

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