El Gobierno ha recurrido a la ironía para desacreditar a quienes sugieren que las obras de Gran Vía han comenzado sin cálculos precisos sobre los efectos que tendrán los trabajos en el subsuelo. “Hasta un terremoto nivel 8 podemos estar seguros”, ha bromeado ante la prensa el portavoz del Gobierno, Jacob Hachuel, al ser preguntado sobre las garantías de seguridad que ofrecen las obras.
Las dudas acerca de la ejecución de la reforma surgieron después de que la sociedad municipal Procesa contratara a una empresa especializada para determinar si los cálculos iniciales se corresponden con el estado actual del espacio afectado por los trabajos, particularmente en lo referido al aparcamiento subterráneo
Hachuel ha explicado que el aparcamiento apenas ha registrado “incidencias menores” que se han corregido conforme se han ido suscitando. El portavoz ha justificado el requerimiento de nuevos estudios en la potestad que cabe a los técnicos de contar con información complementaria. “O verificar que el primer cálculo que se hizo se corresponde con la realidad que te encuentras a lo largo del desarrollo de la obra”, ha argumentado.
El pasado día 13, el grupo político Caballas denunciaba que las obras habían ocasionado daños en el aparcamiento. El Gobierno reconoció que se habían producido filtraciones de agua ocasionadas por las lluvias, pero restó importancia al incidente.
