En la calle no se canta prácticamente; la fiesta está muriéndose. Juanmi Armuña es uno de los referentes del carnaval ceutí, letrista y último ganador del certamen de agrupaciones con la comparsa Los que se vienen pá arriba.
Llevo catorce años en esto y no puedo decir que haya conocido ninguna época de esplendor, todo ha sido bastante plano. Los temores de Armuña son la expresión de un incondicional de los carnavales ceutíes cuya trayectoria en la fiesta se remonta catorce años atrás.
Su primera experiencia fue en el seno de una comparsa de neófitos que se decidieron a emprender una aventura desconocida. La mayoría de los integrantes de aquella agrupación acabaría convirtiéndose en devotos de unos carnavales que en Ceuta apenas reflejan el brillo que un día tuvieron.
Tras el paso por alguna otra agrupación, el año pasado recaló en Los librepensadores, con la que este año ha obtenido el premio del concurso del Revellín.
Precisamente, este año el concurso se ha resentido por la ausencia de algunas de las agrupaciones locales, lo que ha obligado a condensar las actuaciones en un formato más reducido. Es lo que ocurre cuando no hay muchos grupos; faltan tres y se tiene que acabar recurriendo a invitar a grupos foráneos, explica el comparsista.
Armuña lamenta que el carnaval callejero, el que encarna la auténtica dimensión de la fiesta, vaya languideciendo sin que parezca recibir aliento alguno. El carnaval de calle se limita prácticamente al sábado de la cabalgata, donde hay mucha animación, pero poco más se sincera el letrista- Falta más atención de la viceconsejería, que no se limite solo a cumplir, y, en lo que concierne a los grupos, quizás echo de menos más actividad, pues a veces parece que lo queramos todo hecho.
Sea como fuere, Armuña ha querido disfrutar del carnaval con su comparsa, Los que se vienen pá arriba, en la que comparte autoría con el responsable de la música de la agrupación, Emilio Cardona.
Los topos que justifican el nombre de la comparsa se presentan como una alegoría de los tiempos que vivimos. Todos los ciudadanos tenemos un poco de topos, vivimos ciegos, en la oscuridad, buscamos la luz, pero nunca llegamos a ella.
