Atlántico Sur (III)

La revista de viajes y gastronomía “Traveller” repasa la actividad Salazonera en el Atlántico, también en Ceuta

Clima, tiempo, minuciosidad. Son tres de los atributos de una de las técnicas de conservación más añejas que existen: la salazón. Aquí terminamos nuestro periplo por tan ancestral tradición.

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photo_camera Francisco Ramón Sánchez, sumiller Grand Cru, y Ricardo Díaz Carmona, propietario, en Secadero Goroztiza

Ceuta Actualidad se hace eco del artículo "Conservar el mar: atlántico sur".

Hoy en día, en Ceuta no hay cuota para capturar atunes, pero tienen su almadrabeta en la bahía sur de la ciudad (más pequeñas que las almadrabas gaditanas). “De mayo a diciembre se capturan túnidos pequeños como los bonitos, albacoras, alistados… Todos surten a los secaderos en verano y al mercado de abastos de la ciudad”. En Ceuta se salan túnidos como el bonito mediterráneo (de uno a tres kilos), tanto enteros o los lomos por separado, abiertos en mariposa. “Luego están las huevas de bonito, el producto más caro, de 80 a 90 euros el kilo”. Pero si hay un pescado con solera en Ceuta, ese es el pez volador, el volaor, como lo conocen por estos lares. “Tradicionalmente su captura comienza con la festividad de la Virgen del Carmen (hacia el 16 de julio) y a partir de ahí, en el mes de agosto hay mucha cantidad de este pescado, que es el último que se seca”. 

Entre mayo y septiembre, la llamada explanada de Juan XXIII, junto a la barriada homónima, la ciudad de Ceuta revela su foto más auténtica: los y las ceutíes cuelgan las piezas de pez volaor con cuerdas, al amparo de los vientos del Estrecho. “Dependiendo del tipo de pieza, el tiempo de secado varía. Si hay viento de Levante, el que sopla del Mediterráneo hacia el Atlántico, hay más humedad y entonces el pescado se va secando de dentro hacia afuera, por lo que el proceso es más lento que cuando sopla Poniente, que es más fresco y seca el pescado de afuera hacia adentro. Lo ideal es que haya un equilibrio entre los dos para que el pescado no esté ni muy seco ni muy húmedo”. Siempre dispuesto en cañas, esas que se ven en las playas ceutíes de dormidero de los pájaros, y que, en los secaderos ceutíes, se enganchan de un lado a otro de la piel del pescado.

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