Ceuta y Melilla: los mapas que importan

Frente a las fronteras que pueda dibujar una empresa privada con sede al otro lado del Atlántico, la competencia para definir esos límites competen a organismos como la ONU o la Unión Europea

mapa oficial del Mundo de la Unión Europea
photo_camera Mapa oficial del Mundo de la Unión Europea [Fuente: Unión Europea]

En el escenario político actual, la distorsión de la realidad, para ajustarse a una narrativa particular, es una táctica comúnmente empleada. Un ejemplo reciente es el intento de VOX de vincular la supuesta falta de compromiso del Gobierno actual con sus territorios en el Norte de África, basándose en la representación de Google Maps. Este intento de manipulación busca establecer en la mente del elector potencial una relación entre la falta de compromiso del Gobierno y la soberanía de estos territorios.

Sin embargo, este argumento ignora la realidad institucional y distorsiona la realidad para su propio beneficio político. Los mapas oficiales de la Unión Europea, del Gobierno de los EEUU y de la propia ONU, organismos de peso internacional, reconocen sin lugar a dudas en sus mapas la soberanía de las ciudades de Ceuta y Melilla.

Por ejemplo, el mapa oficial del Mundo de la Unión Europea reconoce la soberanía de Ceuta y Melilla como parte de España. 

mapa oficial del Mundo de la Unión Europea
Mapa oficial del Mundo de la Unión Europea [Fuente: Unión Europea]

El mapa oficial del Gobierno de los EEUU también reconoce la soberanía y las fronteras de Ceuta y Melilla como ciudades españolas en el Norte de África. 

Mapa oficial del Gobierno de los EEUU
Mapa oficial del Gobierno de los EEUU [Fuente: Gobierno de los EEUU]

Además, el mapa oficial de las Naciones Unidas del territorio reconocido a Marruecos, no reconoce el Sáhara y reconoce a Ceuta y Melilla como ciudades españolas indubitadas.

Mapa oficial de las Naciones Unidas
Mapa oficial de las Naciones Unidas [Fuente: Naciones Unidas]

Como analista político, es evidente que el juego democrático debe mantener unas reglas que permitan que todos aquellos a quienes la Constitución y la ley de partidos otorgan el derecho al sufragio pasivo puedan debatir y proponer su modelo de sociedad. La torpeza de VOX en esta acción política no es inexplicable. Desde su aparición en la escena política, VOX ha sabido manejar bien las emociones frente a las gestiones o las ideologías, cohesionando a su electorado en torno al peligro de desintegración de la Unidad del Estado, territorialmente hablando.

No obstante, en un análisis político más profundo, es irresponsable otorgarle el poder a una empresa privada con sede al otro lado del Atlántico para definir fronteras, una competencia que no poseen ni deberíamos concederles. Este artículo demuestra que la supuesta sumisión es inexistente: los mapas oficiales de la Unión Europea, del Gobierno de los EEUU y de la propia ONU reconocen sin lugar a dudas la soberanía de las ciudades de Ceuta y Melilla.

Sin embargo, la realidad es más compleja. Cada vez que VOX realiza una acción que apela a las emociones más profundas del votante, como el miedo y el odio, no se puede negar que pretende provocar fuertes reacciones. Sin embargo, en la realpolitik, estas acciones pueden ser perjudiciales para la Ciudad. Proporcionan argumentos a los políticos nacionalistas marroquíes que defienden la idea del Gran Marruecos, alimentando sus tesis y debilitando la posición de Ceuta.

Un político responsable tiene una posición de poder, pero este poder no es propio ni autónomo, sino que proviene de sus electores, del partido que representa y de la institución a la que sirve. Este poder conlleva una responsabilidad que cuando la lógica electoral vence al propósito de servicio puede producirse un efecto paradójico: las acciones que se toman para denunciar la supuesta sumisión del Presidente del Gobierno a Marruecos pueden debilitar la posición de España y producir el efecto contrario, es decir, fortalecer la política marroquí en sus históricas reclamaciones sobre las ciudades.