El análisis de Daniel López

El Jefe de la Oposición, la construcción de la alternativa en Ceuta

Aunque con sabor a derrota, ser el segundo partido de la Asamblea conlleva una responsabilidad democrática fundamental. La oposición es una pieza clave en la arquitectura política de la democracia española y ceutí

 Juan Gutiérrez durante la comparecencia de este miércoles en la sede del PSOE / Laura Ortiz

En un reciente artículo destacábamos la necesidad de que el candidato más votado llamase al líder de la oposición para hablar sobre el futuro de la ciudad antes de la investidura. La prudencia parece estar venciendo a las necesidades políticas locales, llevando a los partidos a esperar a después del 23J probablemente sumidos en el juego electoral.

El presidente en funciones del Gobierno de Ceuta, Juan Vivas, ha llegado a asegurar, en un medio local, que el PP "no ha llegado ni intentado ningún pacto o acuerdo con ninguna formación política". Esta declaración, en principio sin importancia, es de una dureza democrática difícil de entender, ya que sería la actuación propia de alguien que ha tiene el respaldo mayoritario para llevar en solitario su proyecto, pero no es un desdén propio de una victoria por mayoría simple y que refugiada tras la seguridad de que será el encargado de formar Gobierno olvida que necesitara de acuerdos para que una Ciudad socioeconómicamente tan dinámica como Ceuta no se estanque por una visión reduccionista del ejercicio del poder a la labor del Ejecutivo. Además, esta inacción deja abierta la posibilidad de que cualquier otro partido tome el liderazgo de los necesarios acuerdos para el futuro de la ciudad.

Es por ello que cobra aún más importancia reivindicar la importancia de la Jefatura de la Oposición que, en el puro análisis jurídico, ejerce una función vital de contrapeso y escrutinio al poder ejecutivo, garantizando así el equilibrio de poderes, esencial en cualquier sistema democrático. No sólo desempeña un rol de crítica y control del gobierno, sino que también tiene el deber de presentar alternativas de gobierno viables y efectivas, adquiriendo un papel proactivo, contribuyendo a la pluralidad y la riqueza del debate político.

Pero la oposición también es el lugar donde se curte el político, la tribuna desde la que mostrar la alternativa de ciudad propuesta, la capacidad para escuchar  activamente a los olvidados de la ciudad y llevar sus reclamaciones a la Asamblea. Ser Jefe de la Oposición es una responsabilidad que se debe asumir con la consciencia de ser la voz la principal voz de los ceutíes que no han apoyado el proyecto vencedor en estas elecciones del 28 de Mayo, más aún cuando la lista más votada no ha obtenido la mayoría suficiente para entender que su visión de la ciudad debe ser compartida con las alternativas presentes en la Asamblea.

Una lección de la historia reciente de España, que puede ser útil en esta situación, es la de José Luis Rodríguez Zapatero y su tiempo como líder de la oposición. Zapatero asumió el liderazgo del PSOE después de una fuerte derrota en las elecciones de 2000. Pudiendo optar por una postura de antagonismo constante hacia el Gobierno, tuvo la inteligencia de buscar un papel constructivo, una novedad que en principio se le criticó cómo símbolo de debilidad y que acabó por llevarle al Gobierno.

Este enfoque quedó plasmado en el Pacto Antiterrorista que firmó con el gobierno de José María Aznar. Este compromiso por el interés general, en lugar de dedicarse únicamente a criticar al Gobierno, permitió a Zapatero ganar en credibilidad y confianza entre los ciudadanos. Esta oposición útil y constructiva le permitió recuperar la confianza de los electores, catapultando al PSOE de la derrota en 2000 a la victoria en 2004.

Aunque la situación política de Ceuta no es directamente comparable, existen paralelismos importantes y lecciones que se pueden aprender de este periodo. Este precedente demuestra que la jefatura de la oposición es una posición desde la cual se puede construir una alternativa sólida y efectiva, marcando un camino hacia el gobierno. El propio expresidente recordaba apenas hace unos días en el programa de Carlos Herrera que “ser oposición es tan importante como ser Gobierno en una democracia”. Tengo que recordar que nuestra Constitución garantiza el Gobierno de las mayorías, pero con el vital respeto a los derechos de las minorías.

A pesar de quedar en segundo lugar, la posición del PSOE no es de derrota sino de oportunidad. En el contexto político actual, donde de las propias declaraciones de Juan Vivas parece entenderse que el candidato popular entiende que no debe tomar la iniciativa, Juan Gutiérrez tiene la oportunidad de tomar la vacancia, siendo él quien llame a los grupos políticos de la oposición para organizar y escuchar, papel que además le ayudaría a revitalizar al PSOE y hacer de la oposición un espacio de construcción de alternativas y propuestas. No se trata solo de crítica, sino de proponer y trabajar en una visión de ciudad que puede convertirse en una realidad en el futuro, incluso siendo él quien ante la incomparecencia del Presidente llegue a acuerdos de proyecto de ciudad con las fuerzas localistas, sin necesariamente perder la perspectiva de su posición minoritaria en la Asamblea.

Una vez asumido el dolor de la derrota es necesario que Juan Gutiérrez abandone el inevitable dolor de la derrota y comience a empoderarse: es la persona elegida para llevar la voz principal de los ceutíes que no han optado por el Partido Popular y que, aunque desde opciones políticas en ocasiones incompatibles, representan en este caso la mayoría de la ciudadanía. La opción de refugiarse en las elecciones generales y esperar al 23J puede parecer a priori la más lógica, pero por muy antinatural que parezca asumir el rol de liderazgo ahora, evitando entrar en el fango electoral que podría condicionar las importantes relaciones con la futura Administración del Estado, es la base para crear un marco de legislatura, cohesionar una militancia activada pero dolida más por el fracaso de las expectativas que por el resultado real y trabajar en la construcción de políticas sólidas y realistas. Además, debe ser capaz de cooperar con otras fuerzas políticas para garantizar la gobernabilidad y el progreso de la ciudad. En este sentido, el liderazgo de la oposición no solo se trata de liderar un partido, sino también de contribuir al bienestar de la ciudad y de su gente.

La Ciencia Política enseña que la oposición tiene un papel esencial en la salud y el dinamismo de la democracia. Aunque la jefatura de la oposición puede tener un sabor agridulce, también es una oportunidad única para construir una alternativa política sólida y creíble. El verdadero liderazgo se forja en los momentos de adversidad y es aquí donde Juan Gutiérrez puede demostrar su capacidad para guiar al PSOE hacia una nueva etapa de relevancia política, abriéndose una ventana para reestructurar el partido, objeto de otro artículo, abriéndolo a la participación y manteniendo la tensión de la militancia conseguida durante esta campaña, que es la victoria real del PSOE de Ceuta el 28M.

Este es el momento para que Juan Gutiérrez y el PSOE se atrevan a imaginar un futuro alternativo para Ceuta, un futuro en el que las diferencias políticas se utilicen para enriquecer el debate y no para polarizarlo. Las experiencias políticas más significativas y trascendentales suelen surgir de los períodos de oposición. Este es el lugar donde se pueden sembrar las semillas de una visión a largo plazo y desde donde se puede ir construyendo, poco a poco, un consenso alrededor de esta visión. No se trata de rechazar la realidad de la derrota, sino de aprender de ella y utilizarla como una palanca para impulsar un cambio significativo.

En la arena política, el liderazgo efectivo requiere un equilibrio entre habilidades tácticas y visión estratégica. Desde la oposición, es fundamental orquestar una crítica efectiva al gobierno, maximizando el valor de las herramientas democráticas a su disposición. Sin embargo, el panorama estratégico exige también el esbozo y desarrollo de una propuesta alternativa, una que pueda resonar con las aspiraciones y preocupaciones de los ciudadanos.

Es por ello que la oposición es un componente esencial de la arquitectura política de nuestra democracia. Sin una oposición efectiva, la democracia corre el riesgo de estancarse y perder su vitalidad. La oposición es la que mantiene al gobierno en jaque, y es la que asegura que siempre haya una alternativa al poder en ejercicio. Esta es la razón por la cual el papel del líder de la oposición es tan crítico, y por la que Juan Gutiérrez tiene ante sí una tarea que es tanto un desafío como una oportunidad.

En conclusión, ser jefe de la oposición en Ceuta no es sólo un rol político, es una responsabilidad cívica. Es la oportunidad de contribuir al futuro de la ciudad desde una posición de influencia y responsabilidad. Aunque el camino a seguir puede ser difícil, el verdadero valor de un líder se muestra en su habilidad para superar los desafíos y transformarlos en oportunidades. La tarea que le espera a Juan Gutiérrez es ardua, pero también es una oportunidad única para demostrar su capacidad para liderar y para construir una alternativa política que pueda servir a los intereses de Ceuta y su gente. La oposición puede ser la base de la construcción de esa alternativa. El futuro está por escribir, y el PSOE tiene la posibilidad de ser el autor de su propio destino. Dejar pasar esta oportunidad puede ser tentador ante el miedo a crear tensiones previas a las elecciones del 23J, pero eso es un coste de oportunidad que puede conllevar que los grupos localistas, en su pleno derecho, aprovechen la oportunidad que ahora se le presenta al PSOE, porque después del 23J, habrá un 24J, donde de la estrategia a nivel local desde el 28M hasta el día de las elecciones generales se establecerán los marcos culturales y políticos y las posiciones de poder de cada cuál en lo que será un largo camino hasta el 2027.