Objetivo: que la mujer se valga por sí misma

Historias de superación en la Casa de Acogida de Mujeres de las Adoratrices

Historias de una gran familia, la de la Casa de Acogida de las Adoratrices, dónde no quieren hablar de cifras y sí de los éxitos que “sus hijas” han conseguido rehaciendo sus vidas

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photo_camera Casa de Acogida de las Adoratrices / C.A.

Las mujeres llegan a la casa de acogida de las Adoratrices derivadas a través del convenio de 8 plazas para mujeres maltratadas o en riesgo de exclusión social o bien se presentan directamente en la puerta pidiendo ayuda a las hermanas. Además, también se reservan siempre plazas para casos de urgencia, como el de mujeres transeúntes que por algún motivo se han visto obligadas a permanecer en la ciudad una corta estancia de tiempo. Este mes de marzo hay 14 plazas en funcionamiento ocupadas por 7 madres cada una de las cuales tiene a un hijo menor a su cargo.

Las mujeres no son para nosotras una cifra

“A mí hablar de cifras nunca me ha gustado, se trata de aunar esfuerzos y de ayudar, son ocho plazas concertadas pero las mujeres no son para nosotras una cifra, si son 8 mujeres y tienen dos o tres niños, por ejemplo, no contabilizamos a los niños, siempre que haya plazas para que puedan estar de forma correcta, no vamos a poner a un niño en un sofá”, explica Hanan Odba, la mediadora social de la casa de acogida.

 

Última llegada de improviso

Haciendo memoria, Hanan se traslada al último verano cuando Ceuta Actualidad la pregunta por la última llegada de improviso que vivieron en la casa de Acogida de las Adoratrices. “Se presentaron con dos mujeres, con cuatro y tres hijos respectivamente, porque el centro para mujeres maltratadas no tenía plazas”, recuerda Hannan quién ante estas situaciones ha explicado que pese a haber renovado el convenio recientemente con la Ciudad para la cesión de 8 plazas, han puesto a su disposición un total de 13 “para aunar esfuerzos”.DSC_8912

 

Alto índice de independización de mujeres

Porque las mujeres no son una cifra, Hannan y las hermanas adoratrices no aciertan a contabilizar los cientos de mujeres que a su paso por la Casa de Acogida han logrado independizarse y rehacer su vida. Si les preguntas por números te contestan con historias humanas. Y es que en la Casa de Acogida son una gran familia y, cómo en tal, muchas de las que por allí han pasado, vuelven en fechas señaladas como la Navidad, o van a comer los domingos para ver a las que en un momento muy importante de su vida fueron como madres, o abuelas.

 

La familia que vivió en la playa de Benítez

Una de las historias que Hannan recuerda es la de la madre de familia que en 2015 recogieron de la playa de Benítez.

Cuando nos enteramos de que vivían en la playa cogimos el coche y fuimos a por Rachida y sus hijos

“Rachida ya había pasado por aquí y cuando nos enteramos por los periodistas de que vivían en la playa cogimos el coche y la trajimos con sus seis hijos. Su marido José Enrique estuvo acampado delante de la casa de acogida y entraba a comer para ver a sus hijos, pero no se podía quedar aquí”. Las hermanas se propusieron unir de nuevo a esta familia y pronto pudieron estar todos juntos en una casa de alquiler. Ahora Rachida y José Carlos tienen una casa en Loma Colmenar. Él está cobrando una ayuda por discapacidad del IMSERSO y Rachida se gana la vida porteando en la Frontera y limpiando hogares. “Es una mujer muy fuerte y luchadora y siempre hemos determinado ayudarla”, explica Hannan.

 

La mujer víctima de una red de trata de menores

Otro de los éxitos que hace a las hermanas adoratrices continuar con su labor es el de Munia. Conocido a nivel nacional, el caso de Munia fue el de verse inmersa en una red de tráfico de menores.

Ella sufrió muchísimo aquí. Le dimos una familia y ahora ha rehecho su vida

Durante su embarazo fue acogida por una mujer que la dijo que venderían a su hijo a un matrimonio de Málaga. Aunque Munia lo denunció a la policía, estuvo cerca de un año y medio viviendo con las hermanas y sin su bebé. “Ella sufrió muchísimo aquí. Le dimos una familia y ahora ha rehecho su vida. Está casada felizmente con un guardia de seguridad con el que ha tenido una niña preciosa. Su primer hijo está muy bien y viven los cuatro aquí en Ceuta”.

 

Dos jóvenes a cuyos padres el Estado niega la tutela

Otra de las historias, que hacen sentirse muy orgullosas a las hermanas adoratrices, es la de dos hermanas que ahora tienen su propio piso de alquiler.

Llegaron muy reacias porque nunca habían conocido qué era una familia

Una de ellas ha firmado un contrato en las propias Adoratrices y la otra trabaja en restauración. “Llegaron muy reacias porque nunca habían conocido qué era una familia, decían que nadie las había ayudado. Son dos niñas maravillosas, ahora comparten piso, trabajan, y una de ellas estudia italiano y alemán”.

 

Víctima de malos tratosDSC_8907

El caso de Fátima es el que lleva a la mayoría de mujeres a la casa de acogida, el de la violencia de género. Vivió sin agua y sin luz porque un familiar se quería quedar con la casa en la que Fátima vivía con su hijo de seis años y con diagnóstico de hiperactividad. Éste familiar llegó a quemar la casa de Fátima que ahora mismo ya está siendo rehabilitada y allí, en breve, madre e hijo podrán rehacer su vida.

Historias de una gran familia, como la de todos, con sus sonrisas y sus lágrimas

Ella tiene ahora un contrato laboral de 8 horas gracias a la implicación de las hermanas y el niño ha mejorado notablemente en los estudios por lo que las adoratrices han recibido numerosas felicitaciones por parte de los docentes.

Son historias… Historias de una gran familia, como la de todos, con sus sonrisas y sus lágrimas, porque lágrimas también ha habido en las adoratrices, allí confiesan sufrir con los problemas de sus “hijas” y por los testimonios que nos dejan no son problemas de índole menor, aún así, afirman orgullosas que siempre que una mujer quiera luchar y valerse por sí misma va a encontrar en la Casa de Acogida de las Adoratrices las herramientas para conseguirlo.

 “Esto es un centro, no un hotel, queremos que cambien de actitud y que la problemática que les ha traído a esta casa la puedan resolver por sí solas, tratamos de que se independicen de nosotras y de las ayudas de los Servicios Sociales lo antes posible”.