Los bomberos han rescatado a decenas de vecinos del conocido como «edificio de colores» de la calle Real sorprendidos por el incendio que esta tarde se ha declarado en un comercio ubicado en el inmueble. Bomberos del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) eran alertados en torno a las tres de la tarde de la presencia de una intensa humareda `procedente del establecimiento comercial Arroyo, próximo a la iglesia de Los Remedios.
El humo, de un tono marrón grisáceo que se tornaba blanco o negro según el momento, se apoderaba del edificio mientras los bomberos del SEIS evaluaban la situación antes de acceder al inmueble.
A falta de un peritaje más preciso, Bomberos baraja la posibilidad de que el siniestro se iniciase en una conducción del sistema de aire acondicionado y que la enorme columna de humo, que también ha obligado a cerrar los establecimientos colindantes, se deba a la combustión del litio, presente, por ejemplo en las baterías de los productos electrónicos del establecimiento.
Algunos de los residentes en el edificio eran desalojados inmediatamente, pero un buen número de ellos no logró alcanzar la calle y se mantuvo atrincherado en sus viviendas hasta que la intervención de los bomberos permitió controlar el fuego. Los miembros del SEIS, apoyados por la Policía Nacional y la Policía Local, desalojaban a los residentes, que contemplaban a pie de calle los esfuerzos de los servicios de extinción por acabar con las llamas.
Hacia las cuatro de la tarde, cuando el fuego se mantenía todavía vivo, el delegado del Gobierno, Rafael García, y el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, se desplazaban hasta el lugar del incendio. Vivas mantenía incluso una conversación con los propietarios del comercio siniestrado, que se mostraban profundamente abatidos.
En torno a las seis de la tarde, ayudados por un camión pluma, los bomberos iniciaban los rescates de los vecinos que, inmediatamente, eran conducidos a las ambulancias del 061 donde algunos de ellos eran tratados con oxígeno.
La proporción del siniestro ha puesto a prueba a los bomberos, quienes se acomodaban en el suelo de la calle para recuperar el aliento, suspendido por la toxicidad del humo a la que se unía el intenso calor ambiental, que no ayudaba a acabar con las llamas.
Según apuntan miembros que han participado en el dispositivo, ninguna de las viviendas del inmueble ha resultado dañada por el siniestro.
