«Había una señora que yo conocía y me comentaron que él podía conseguirle una vivienda; se lo expliqué y quedamos en que serían 6.000 o 7.000 euros». Pagos en mano a intermediarios -a quienes la rumorología reputaba como capaces de proporcionar una vivienda de protección oficial- de un dinero que, en pocos casos, fue devuelto. Este es el modus operandi que los acusados de cohecho en el «Caso Emvicesa» han coincidido en describir ante el tribunal este miércoles.
La sesión del juicio abierto en la Audiencia Provincial por la presunta adjudicación ilegal de viviendas públicas arrancaba con la reproducción de una serie de conversaciones telefónicas intervenidas a quienes, según las acusaciones, ejercieron como intermediarios en las operaciones ilícitas que se investigan en el proceso. Estas charlas telefónicas evidenciaban la existencia de negociaciones que, de haberse culminado con éxito, habrían facilitado acceso a una vivienda pública al comprador.
La mayoría de los acusados han ofrecido un testimonio coherente: los pagos, que según los casos rondaban entre los 5.000 y los 20.000 euros, se sustanciaban en metálico a un intermediario y al margen de los procedimientos administrativos oficiales de la sociedad municipal de vivienda Emvicesa. Muy pocos consiguieron que se les devolvieran las cantidades que habían aportado. Ninguno obtuvo certificado alguno de haber entregado el dinero. Con alguna excepción.
Y. Ahmed, uno de los acusados que ha `prestado declaración esta mañana, ha asegurado haber recibido un «compromiso» firmado por el exgerente de Emvicesa y principal acusado en el proceso judicial Antonio López. Ahmed fue adjudicatario en la denominada «lista fantasma» tras haber pagado y obtenido el «compromiso».
Al menos dos de los acusados han recordado que, tras reclamar la devolución del dinero, el intermediario, les remitió a López.
Los acusados, que se han limitado a contestar a las preguntas de la Fiscalía y de sus abogados, han insistido en que los contactos con los intermediarios se establecieron gracias a los rumores que les identificaban como personas capaces de proporcionar una vivienda. «Sabía que tenía mano, por lo que se decía, por lo que se hablaba», ha explicado uno de los presuntos compradores para describir cómo estableció contacto con su intermediario. «Trabajo en una tienda y él suele venir por ahí », recordó otro de los acusados, en referencia al policía portuario imputado en la causa por ejercer como intermediario.
