¿Oro o bitcoin? ¿Qué activo es más interesante para los inversores?

 ¿Oro o bitcoin? ¿Qué activo es más interesante para los inversores?
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Diseñar una estrategia de inversión es fundamental para responder a grandes preguntas. Escoger unos activos u otros puede marcar una importante diferencia. ¿Oro o bitcoin? ¿Qué ofrecen ambas alternativas? 

Oro: Un refugio seguro milenario

Si hablamos de activos de inversión que susciten confianza y brinden seguridad, no podemos pasar por alto al oro. Se trata de una alternativa que ha estado presente a lo largo de la historia, de hecho, la primera moneda elaborada de oro se puso en circulación en el siglo VI a.C. Su excepcional capacidad para preservar el valor en momentos de inestabilidad financiera ha hecho que se mantenga como un refugio seguro a lo largo de los siglos. En la actualidad, sigue ocupando un lugar preferente a la hora de obtener retornos y rentabilidad a largo plazo.

Bitcoin: La descentralización del dinero como oportunidad de inversión

Podríamos decir que las criptomonedas como el bitcoin se encuentran en el otro extremo del abanico pues, por una parte, como alternativa descentralizada a las monedas convencionales se creó en el año 2008. Además, a su juventud debemos sumar uno de sus rasgos más característicos: Su alta volatilidad y, por tanto, un riesgo implícito mucho más elevado en comparación con el que podemos encontrar en el oro.

Desde su lanzamiento, el precio de bitcoin ha sufrido una impresionante revalorización. Si bien es cierto que en ciertos aspectos podría constituir una oportunidad de inversión interesante, no logra desbancar la estabilidad y el valor histórico inherente al oro.

Comparativa de rendimiento

A la hora de llevar a cabo un análisis comparado sobre la revalorización de ambos activos, es necesario recurrir a las fluctuaciones que han experimentado a través del tiempo. El oro, por su parte, registró una revalorización continuada desde el año 2009. El resultado ha sido más de la  duplicación de su valor (en concreto, un crecimiento del 120%) partiendo de 900 dólares por onza en el año 2009 hasta más de 2000 en 2020.

Por su parte, tal y como hemos mencionado, el bitcoin ha registrado una curva de precios mucho más accidentada y cambiante. En diciembre de 2017 dibujó uno de sus picos más destacados cuando alcanzó los casi 20.000 dólares. En cualquier caso, esta cifra se triplicó en 2021 anotando nada menos que 65.000 dólares (el que, hasta el momento, ha sido su hito histórico). En cambio, en menos de dos años su valor experimentó una caída igual de dramática hasta que en 2023 volvió a incrementarse en un 160% alcanzando uno de los mayores valores de su historia. En definitiva, como recurso de inversión, sigue constituyendo una opción sumamente volátil.

¿Qué alternativa es más interesante?

Después de revisar la trayectoria de ambos activos, podemos concluir que la revalorización del oro ha sido importante aunque de un modo mucho más gradual, sostenido y sólido. En cambio, la evolución del valor del Bitcoin es más dinámica y accidentada. Si bien ha registrado tasas de crecimiento insólitas, también ha registrado las propias en términos de desvalorización en un período de vida muy reducido.

Si nos acogemos a situaciones de extrema inestabilidad global, podemos comprobar que tanto el bitcoin como las alternativas más convencionales (incluyendo el oro) se comportan siguiendo una trayectoria similar. Por ejemplo, a lo largo del periodo pandémico entre 2019 y 2020 la criptomoneda no funcionó como una moneda refugio sino que, tal y como ocurrió con el oro, experimentó caídas de valor importantes. 

Sin embargo, no podemos pasar por alto que el oro, por su parte, continuó siendo un activo seguro durante los meses prepandémicos y, además, fue uno de los primeros activos que se recuperaron (bastante antes de lo que logró hacerlo el bitcoin). En definitiva, se posiciona como una solución más estable y sólida (aunque no invencible ante posibles coyunturas).

Si hay una decisión importante en la vida de todo inversor es la de selección de activos. Identificar soluciones seguras dentro de lo posible se torna fundamental cuando de lo que se trata es de asegurar cierta estabilidad a largo plazo. 

Hay un elemento que no debe pasarse por alto y es el grado de implantación de cada una de las opciones. El oro acumula una presencia histórica dentro de la industria y la joyería. Su percepción como un bien valioso es universal. Sin embargo, el bitcoin aún no es una moneda de intercambio de uso generalizado a pesar de que su presencia y fiabilidad haya crecido a lo largo de los últimos años especialmente en el ámbito empresarial. 

Sin duda, el grado de riesgo implícito en cada una de estas opciones es un factor diferencial. El oro se traduce en cierta estabilidad pero, también, en una mayor limitación a la hora de revalorizarse a medio plazo. El bitcoin ofrece más dinamismo y potenciales de retorno más elevados aunque el precio es la asunción de unas cotas de riesgo más elevadas.