La frialdad de las cifras no abraza el alcance de las preocupaciones cotidianas. La última Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) del Instituto Nacional de Estadística desvela que el 26,3% de los ceutíes aseguran estar muy satisfechas con su trabajo. Algo queda oculto tras el dato, sin embargo.
Esta revelación estadística situaría a los trabajadores ceutíes en el segundo escalón del podio si existiese algo parecido a un campeonato nacional de asalariados satisfechos.
El estudio, de seguro, no contempla las razones íntimas por las que tantos ceutíes sienten un apego tan estrecho hacia su puesto de trabajo. Quizás influya en ello el hecho de que, difícilmente, puedan encontrar otro si abandonan el suyo.
La última Encuesta de Población Activa (EPA) cifra en el 30,79% la tasa de paro en Ceuta, la más elevada del país. Ahí podríamos encontrar una explicación a este cariño tan sin medida que profesamos a nuestro desempeño laboral diario.
Tan sincera afección a nuestros trabajos sólo encuentra parangón, probablemente, entre los habitantes de la región griega de Dytiki Makedonia, el territorio con mayor índice de desempleo de toda la Unión Europea, según datos de Eurostat referidos al pasado año. Su 29,1% de paro alimenta, como una espuela en los ijares, el amor al trabajo. Por cierto, en esta estadística Ceuta figuraba justo detrás de los griegos.
Como sucede con el amor forzado, un trabajador tampoco elige las condiciones de su contrato. Los prestigios curriculares ya no gozan del peso de antaño, y ello es fundamentalmente debido a la voracidad de un mercado laboral cuya hostilidad hacia quien busca empleo fue alentada durante los años de la crisis, y aún perdura. Como a la fuerza ahorcan, la mayoría de los ceutíes empleados a tiempo parcial aceptaron esta modalidad de contrato porque no les cupo más remedio. Según la ECV, el 61,1% de los caballas que trabaja en estas condiciones lo hacen porque fueron incapaces de encontrar un trabajo a tiempo completo.
Empleados y parados
Otra guía para evaluar el estado del empleo en la ciudad es el Informe del Mercado de Trabajo Estatal 2018 elaborado por el Observatorio del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). De acuerdo con sus evaluaciones, los trabajadores ceutíes envejecen, tanto si sienten pasión por sus empleos como si no. Conforme a los datos de 2017, que son los que recoge el informe del SEPE, un 8,12% del total de afiliados a la Seguridad Social supera los 60 años, lo que supone un incremento de un punto con respecto al año anterior. Más viejos, pero seguramente entusiasmados con su puesto de trabajo. Eso si no integras el grupo de casi 12.000 personas que en la actualidad se encuentra en situación de desempleo en Ceuta.
Una reflexión sobre el desempleo nos aboca indefectiblemente a considerar el tremendo impacto que la falta de expectativas laborales ejerce sobre las mujeres. El perfil tipo de un parado ceutí nos presenta a una mujer de 25 a 44 años que ha cursado estudios primarios y con una antigüedad en la demanda igual o superior a 24 meses.
Curiosamente, el mayor número de parados proceden del sector económico con más peso sobre el Producto Interior Bruto local. El 70,7 por ciento de los desempleados proviene del sector servicios, que aporta el 88,98% al PIB ceutí. Este porcentaje es superior en 15 puntos a la aportación de este sector a la economía nacional.
