Las instalaciones de la Fundación Eduardo Gallardo han sido escenario este sábado de un encuentro lúdico en torno a la tradicional Potajá Navideña, una cita que la institución ha convertido ya en tradicional y que ya cumple su octava edición Los asistentes han podido degustar las tapas ofrecidas por la organización en una actividad que nace con el propósito de recaudar fondos con los que financiar los servicios que presta la Fundación. La cita ha reunido a algo más de un centenar de usuarios, trabajadores y voluntarios.
La Potajá es posible gracias a la colaboración de usuarios, familiares, equipos y establecimientos hosteleros que donan los alimentos que luego se servirán en las instalaciones de la Fundación. Además, es un medio para ofrecer una imagen fuera de estereotipos de los usuarios del centro. «Queremos que se vea la imagen de una persona mayor, activa, que participa en actividades, que socializa con gente de su edad y, claro, La Potajá también nos ayuda a recaudar un dinero que siempre se reinvierte y sirve para financiar todas las actividades y terapias que hacemos con nuestros usuarios», ha explicado el gerente de la Fundación, Jesús Perea.
El Centro de Prevención de la Dependencia y Promoción de la Autonomía Personal que gestiona la Eduardo Gallardo es desde hace años una referencia en la atención de las personas mayores y en la tarea de ayudar a paliar los deterioros cognitivos y neuronales leves en personas que hayan sido diagnosticados ya de la enfermedad de Alzheimer o de otra enfermedad neurodegenerativa. El Centro presta servicio a 75 personas de lunes a viernes.
«Lo que buscamos, sobre todo, es el aumento del mantenimiento de la calidad de vida de esas personas, bien para prevenir o ralentizar el deterioro cognitivo motivado por la edad, bien para la detección de cualquier enfermedad», detalla Perea.
