Una oenegé denuncia el desamparo que vive una niña con Down por no poder empadronarse

La niña llegó siendo un bebé a Ceuta en 2019 acompañada por su padre. No Name Kitchen asegura que las dificultades para empadronarse impiden al hombre acceder a un trabajo.

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La oenegé No Name Kitchen ha denunciado la situación de desamparo que desde hace más de tres años sufren un hombre marroquí y su hija, una pequeña con Síndrome de Down. Ambos, de nacionalidad marroquí, llegaron a Ceuta en 2019 dejando atrás al resto de la familia en su ciudad de origen, Martil. Desde entonces, la pequeña, que era apenas un bebé cuando logró entrar en la ciudad, no ha recibido la ayuda que sus padres confiaban en encontrar.

No Name Kitchen anunció hace algunos días su intención de presentar una queja de urgencia al Defensor del Pueblo para exponer la situación de la familia.

Según detalla la oenegé, la peripecia del padre y su hija se encontró con un primer obstáculo en las dificultades que se les presentaban para empadronarse en la ciudad. Una situación que, por consejo de un conocido, intentaron superar viajando hasta Jerez. « No nos han querido contar cómo llegaron a Jerez, pero hay que recordar que España no permite la libre circulación a las personas desde Ceuta a la Península cuando no tienen documentos y eso fuerza a muchas personas a buscar alternativas», explican en No Name Kitchen.

Con el apoyo de una parroquia, que les permitió fijar en la iglesia su residencia, consiguieron formalizar su empadronamiento en la localidad gaditana, lo que les permitió acceder a la situación de «residencia no lucrativa» por un periodo de un año. En Jerez, consiguieron ser atendidos por los servicios municipales a fin de obtener un diagnóstico de la discapacidad de la niña.

Pasado el tiempo, y después de que la parroquia les anunciara que no podía continuar empadronados en la iglesia, el padre decide volver con su hija a Ceuta con una promesa de trabajo. El empleo, sin embargo, se frustra cuando el padre encuentra que no tiene dónde dejar a la pequeña durante el día para ocuparse de sus obligaciones laborales.

La oenegé denuncia que desde entonces ambos viven en un garaje prestado por una familia de El Príncipe. «La niña se puede duchar con agua caliente pero por la noche nos cuenta que pasa frío», explican los activistas de la organización.

No Name Kitchen denuncia que el padre podría comenzar el procedimiento legal para pedir la autorización de residencia temporal y trabajo por cuenta ajena, un objetivo que no puede alcanzar por no estar empadronado. La «residencia no lucrativa» conseguida durante su estancia en Jerez vence el próximo marzo.

Según la oenegé, las dificultades para empadronarse impiden que la niña pueda ser atendida por una asociación especializada o disfrutar de los servicios de una guardería. «En los servicios sociales de la Ciudad Autónoma tampoco pueden hacerle la valoración sobre su grado de dependencia de la niña puesto que, para ello, le piden estar empadronados en esta ciudad», sostiene No Name Kitchen.

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