«Los socorristas no somos niñeras». Así de contundente se ha mostraba el responsable de Marsave, Rachid Lahsen, en cuanto a los consejos básicos para disfrutar del verano sin «sustos» en la playa. «Los papás tienen que estar atentos a los niños cuando están dentro del agua» recordando el peligro que suponen los ahogamiento en niños pequeños. «Se le denominia ahogamiento silencioso. El niño no se entera de que se está ahogando porque está jugando», incide el máximo responsable de la emprese que vela por la seguridad en las aguas del litoral ceutí. «Los socorristas vigilamos y prevenimos pero no somo una guardería».
En cuanto a otro de los principales enemigos de los días de playa, las medusas, el inicio de verano ha estado marcado por la baja incidencia de picaduras porque este año «afortunadamente aún no han aparecido» esos bancos de medusas violetas que han amargado algún que otro día de playa y tan sólo se han contabilizado una treintena de picaduras.
Pero sí se localizó hace unos días una carabela portuguesa en la cala uno, «aunque estaba prácticamente muerta». Lahsen recuerda que estas medusas son tóxicas aunque hayan muerto y que se requiere un tratamiento específico para tratar sus picaduras. Insiste en que hay que avisar al 112 para que una empresa especializada se encargue de recoger estas medusas para el correspondiente tratamiento antes de desecharlas.
Lahsen ha recordado, además, que es lo que debemos hacer si nos pica una medusa común, de las de toda la vida. En primer lugar, ha señalado, no se debe aplicar agua dulce sino acudir al puesto de socorro. Allí, los socorristas procederán al raspado de la picadura, por si aún quedan restos del invertebrado, y aplicarán frío local para calmar la picadura. Igualmente, ha recordado, no debemos exponernos al sol tras una picadura, ni tampoco volver al entrar al agua.
El responsable de Marsave ha insistido en otros consejos básicos como la necesidad de protegerse de los rayos ultravioletas, reducir y vigilar el tiempo de exposición al sol y no entrar al agua de golpe para evitar un «shock térmico», comúnmente conocido como «corte de digestión».
