Opinión

El franquismo y las sucesiones

El consejero Emilio Carreira con el presidente de la Ciudad, Juan Vivas (ARCHIVO)

Llevamos ya casi cuarenta años con la cantinela socialista del franquismo. Que si la derecha es la heredera del franquismo, que si hay que denunciar los crímenes del franquismo, que si todos menos ellos son franquistas… ¡uf!, que hartera…

El franquismo no es un régimen, es una forma de entender el poder y, ¡sí!, ha dejado mucha huella, pero en todas las formaciones políticas. Porque Franco hizo algo que a todos los dirigentes políticos actuales les encandila: deshacerse de los adversarios, aniquilar a cuantos desafiaban su poder. Es verdad que entonces la aniquilación era total, física, y ahora sólo política, pero la causa y el efecto son similares: el ego y la ambición como causa, y el desprecio por la discrepancia como efecto.

Sánchez ha hecho una importante criba en su gabinete y en su partido para evitar que nadie le diga nada contrario a su mensaje único. Teodoro anda detrás de borrar a Ayuso de cualquier espacio público para que ninguna sombra empañe la supremacía de su amigo Casado, aunque lo que de verdad defiende es la suya, porque ella sí habla con Casado y a quien de verdad ignora es a él. En VOX es que no hay democracia interna y en esa izquierda podemita, los hombres es que sencillamente no son tenidos en cuenta, sólo ellas, da igual quienes sean y lo que piensen, y de ello da fe aquella foto levantina, con presencia ceutí incluida. De los nacionalistas es mejor ni hablar, porque son franquitos resucitados. En resumen, que lo de que lo había dejado todo atado y bien atado es para pensárselo, visto lo visto. Así que cuando oigan algún político hablar del franquismo, ni caso, porque quienes más lo critican son los que más le imitan.

Y ahora, tras la reflexión sobre lo manido, toca hablar de sucesiones, sobre todo en Ceuta, porque el Presidente Vivas tuvo la ocurrencia de decir alguna cosa sobre su futuro, aunque fuera en hipótesis o como una posibilidad que tal vez desee que ocurra. Lo que no midió, o sí, como diría Rajoy, fue las consecuencias de expresar en voz alta comentarios de mesa camilla. El caso es que ya han aparecido al respecto opiniones de todo tipo y no sólo opiniones sino reacciones. Javier Guerrero postulándose para liderar el PP ceutí es la más llamativa, aunque no la única, si bien parece que Guerrero mantiene el pulso, a pesar de que Vivas se retracte y también se presente a la reelección como presidente del mismo (¿?) PP ceutí. Mi amigo Juan Carlos Trujillo, ese eterno jefe de gabinete sin jefe, algo así como un ronin, ya vocea la necesidad de encontrar un nuevo líder ante el anuncio, para él decisivo, de Vivas de dejarlo todo. Hasta Mabel Deu, duda sobre quien se decantaría en una hipotética confrontación Vivas-Guerrero, aunque también defiende la continuidad de Vivas.

En esta España de hoy, franquista de alma hasta la médula, las sucesiones han sido como la que propició Franco, es decir, sin ruptura, apadrinadas desde el poder. Véase Cataluña, la que aspira a la democracia perfecta, en la que la verdad es que un tal Puyol sigue moviendo todos los hilos. Y en el PSOE, si Felipe se enfada, todos tiemblan, o en el PP si tose Aznar. Y cuando Arzallus estaba en forma, daba igual quien fuera lehendakari, porque mandaba sólo él, igual que ahora, que quien manda es el presidente de PNV, menos vistoso que Arzallus, pero igual de mandón. A Pablo Iglesias, su egocentrismo, superior al de Franco, le llevó a la ruina, al querer demostrarle a todo el mundo que sólo él podía resistir a la derechona representada por Ayuso. Un exceso en toda regla.

Yo no sé qué va a hacer Vivas, pero su “sucesión” la deben decidir libremente los afiliados del PP cuando toque. Y, desde luego, no debe estar inspirada en revanchas ni basada en agravios. Todos alguna vez hemos sido agraviados, por Juan Vivas y por quien no es Juan Vivas y, seguramente, también todos hemos agraviado a alguien, con más o menos o ninguna razón. Pero lo importante de estar en política no es tu propio ego, ni lo mal o lo bien que tus compañeros te hayan tratado. Sólo hay dos cosas que importan: Lo que puedas aportar, más allá de tus deseos o resentimientos, y, sobre todo, el interés superior de los ceutíes, porque Ceuta está en una encrucijada, y las ambiciones personales representan en estos momentos la peor respuesta al desafío que nos toca afrontar como sociedad. Bastante tenemos con la posición de Marruecos, esa que ahora algunos definen como gris, y que otros ya veníamos percibiendo desde hace años. Lo que ahora toca es afianzar lazos fuertes, porque estamos más necesitados que nunca de unidad frente esa tormenta que amenaza nuestra estabilidad. Debemos sumar para fomentar una sólida unión y una fluida relación con las instituciones españolas y europeas, pero primero tenemos que ser ejemplo de unidad entre nosotros mismos, porque las amenazas son ciertas, ya no son veladas, sino que se vocean a diario en todos los portales de comunicación.

Decía que no sé lo que va a hacer Vivas, pero sí sé algunas cosas, cosas que digo desde fuera del Gobierno, incluso como “agraviado”, al menos tanto como los que más se quejan. Y sé, que en los momentos más oscuros de la historia moderna de Ceuta, Vivas ha sido capaz de aunar las voluntades de los responsables políticos de la derecha y de la izquierda, tanto en España, como en la Unión Europea. Aunarlas para defender la españolidad incuestionable de Ceuta y su irrenunciable europeísmo. Y lo ha hecho con eficacia, elegancia y solidez. También sé, que ha tendido dudas y alguna contradicción sobre cómo estabilizar su minoritario gobierno, pero al final ha sabido optar por el valor supremo de Ceuta: el respeto a todos y el fomento de la convivencia, frente a los discursos de odio y de exclusión. Y sé que para hacer todo esto no lo ha tenido fácil, ni dentro de su partido ni de su gobierno, ni fuera, pero ahí están los resultados.

No somos imprescindibles, además, a todo hay quien gane, pero hoy, ahora, entendiendo por este ahora un tiempo más largo que el que esa palabra representa, abogo por la continuidad de Vivas. Esto no supone ningún desprecio a otros, ni a las legítimas aspiraciones de nadie, porque todos los ceutíes somos hoy tan necesarios como él, incluso los que no entiende aún su mensaje y su proyecto.

Termino: Señor Presidente, usted puede hacer lo que quiera con su futuro. Y si decide dejar la política todos respetaremos esa decisión, pero no la deje por lo que dicen algunos, ni por dejar espacio a las ambiciones de otros. Y si la deja, confíe en sus compañeros y en sus conciudadanos para elegir a quien quieran. Pero lo cierto es que, en el último año, usted ha demostrado que le queda mucho por aportar a esta ciudad. Y lo digo con la misma libertad que quienes piensan lo contrario.