Análisis: Desmontando el bulo de la "emergencia migratoria"

La utilización de la inmigración como un arma política y creando una narrativa de miedo y alarma social han tergiversado la noble causa de la política

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La política, en su esencia, debería ser un espacio para el debate constructivo y la búsqueda de soluciones a los problemas que enfrentan nuestras sociedades. Sin embargo, en los últimos tiempos, hemos sido testigos de cómo ciertos sectores políticos y medios de comunicación han tergiversado esta noble causa, utilizando la inmigración como un arma política y creando una narrativa de miedo y alarma social.

Un ejemplo reciente de esto es la noticia publicada por Gaceta.es, respaldada por VOX, que afirma que más de 4.000 inmigrantes ilegales han llegado a España en el último mes. Esta afirmación, que ha sido ampliamente difundida y ha generado considerable alarma, se desmorona al examinar los datos proporcionados por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados.

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Fuente de datos: ACNUR

Según ACNUR, desde 2020 se ha producido un notable descenso de la entrada de inmigrantes irregulares en España. En 2020, el número de llegadas fue de 40,326. En 2021, hubo un ligero aumento a 41,979, pero en 2022, el número cayó a 29,895. En lo que va de 2023, hasta el 25 de junio, el número es de 12,115. Si asumimos que la tasa de llegadas se mantiene constante durante el resto del año, podemos estimar que habrá alrededor de 24,230 llegadas en 2023. Esto representaría un descenso del 18.9% con respecto a 2022.

Estos cálculos muestran que, contrariamente a la narrativa de una "emergencia migratoria", la migración ilegal a España ha disminuido significativamente en los últimos años. Sin embargo, esta realidad no ha impedido que ciertos actores políticos y medios de comunicación tergiversen los datos para crear una alarma social que no es cierta.

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Fuente de datos: ACNUR

Esta táctica, comúnmente utilizada por la extrema derecha, tiene como objetivo crear una sensación de invasión o enemigo, lo que puede generar miedo y animosidad hacia los inmigrantes. Esta estrategia no solo es engañosa, sino que también es éticamente cuestionable, ya que utiliza el dolor y la lucha de los seres humanos para fines políticos.

Desde la perspectiva de la ciencia política, la extrema derecha a menudo utiliza estas técnicas de manipulación de datos y creación de narrativas de miedo para movilizar a su base y ganar apoyo. Al presentar a los inmigrantes como una amenaza, pueden apelar a los temores y prejuicios de las personas y presentarse a sí mismos como los únicos capaces de "proteger" a la nación y a sus ciudadanos.

Este tipo de retórica también sirve para desviar la atención de otros problemas sociales y económicos. Al centrar el debate público en la inmigración, pueden evitar tener que abordar temas más complejos y desafiantes, como la desigualdad económica o el cambio.

Además, al fomentar la división y el miedo, pueden erosionar la confianza en las instituciones democráticas y socavar los valores de tolerancia y diversidad que son fundamentales para una sociedad abierta y pluralista. Esto puede allanar el camino para políticas más autoritarias y exclusionistas, que sirven a los intereses de la extrema derecha.

En conclusión, es crucial que estemos alerta a estas tácticas y que nos esforcemos por promover un debate público basado en hechos y respeto por los derechos humanos. Solo así podremos proteger nuestra democracia y construir una sociedad más justa y equitativa. La migración es un fenómeno complejo que requiere soluciones matizadas y basadas en la evidencia, no la explotación del miedo y la desinformación.

La próxima vez que veamos titulares alarmantes sobre la inmigración, debemos cuestionar la narrativa y buscar los datos reales. Como hemos visto en este análisis, la realidad puede ser muy diferente de lo que algunos actores políticos y medios de comunicación quieren que creamos.

Es importante recordar que detrás de cada número y estadística hay personas reales con historias y sueños. Utilizar su dolor y sufrimiento para fines políticos es no solo éticamente cuestionable, sino también una traición a los valores de humanidad y solidaridad que deberían guiar nuestras políticas y debates públicos.

En lugar de caer en la trampa del miedo y la desinformación, debemos esforzarnos por entender la complejidad de la migración y buscar soluciones que respeten los derechos humanos y promuevan la cohesión social. Solo así podremos construir una sociedad que sea verdaderamente inclusiva, diversa y justa.