La pandemia de coronavirus deja tras de sí un reguero de pérdidas humanas y materiales de las que la sociedad española tardará largo tiempo en reponerse. En Ceuta, la enfermedad ha costado la vida a 75 personas y ha atacado a más de 4.000 desde el inicio de la crisis sanitaria.
Paralelamente, la progresión del covid-19 ha supuesto un duro golpe para los pilares de la economía local. Los empresarios del sector servicios se han visto obligados a luchar por su supervivencia. Los propietarios de establecimientos de restauración, hostelería, comercio, ocio y turismo fían ahora su confianza en el futuro a que la remisión de la pandemia y las ayudas económicas de las instituciones permitan salvar sus negocios.
Y, por supuesto, la crisis sanitaria ha dilapidado la seguridad que antes del estallido de la pandemia hubieran podido consolidar los trabajadores ceutíes. El mercado de trabajo ceutí, ya de por sí inestable y precario, se ha resentido de la excepcionalidad de la situación.
El año 2020 cerró con 12.597 desempleados, una cifra que supone un freno a la progresiva reducción del paro registrado que se había venido produciendo en los últimos años. De hecho, desde 2016 ningún ejercicio se había cerrado con un registro de desempleados por encima del umbral de los 12.000. Aquel año, el número de parados se cifró en 12.454.
La caída del empleo desde el comienzo de la pandemia puede rastrearse fácilmente en las estadísticas. Entre febrero de 2020, mes previo al de la declaración del primer estado de alarma, y el pasado enero, el paro registrado pasó de 11.303 a 12.399 personas. A este dato hay que sumar los 665 ceutíes que a día de hoy continúan afectados por expedientes temporales de regulación de empleo.
Paralelamente, se ha registrado una contracción de la afiliación a la Seguridad Social. Entre febrero de 2020 y enero de 2021 las afiliaciones se han reducido en 1.508. Según los datos correspondientes al pasado mes, los afiliados a la Seguridad Social.
