El arte de Ginés Serrán vuelve a Japón

La ciudad de Kanazawa acogerá la exposición “El mundo del arte de Ginés Serrán” hasta el 18 de septiembre
Ginés Serrán Pagán
photo_camera El artista creando una de sus obras de arte (CEDIDA)

Un artista se enamora del lugar que ahora pisa. Se trata de una pequeña aldea de pescadores, en torno al japonés río Uchikawa. El aludido es español y, por entonces, reside en la siempre vitalista ciudad de Nueva York. Corría el año 1990. Ginés Serrán, nuestro protagonista, acababa de participar en una exposición en el Museo de la ciudad de Kanazawa. Su agente en Tokio y unos amigos, entre ellos el profesor de arte de la Universidad de dicha ciudad, el escultor Kyoshi Takahashi, le invitaron a viajar en coche por los pueblos de la bonita bahía de Noto Hanto y fue allí cuando, al cruzar un puente sobre las aguas del río Uchikawa, en Shimminato (en el estado de Toyama) el artista se enamoró del enclave que le rodeaba. Aquello parecía una pequeña Venecia. El río se convertía en pequeños canales donde atracaban una tras otra las barcas de los pescadores.

Ante el asombro de sus acompañantes, Ginés pidió a sus compañeros de viaje que parasen el coche, que le ayudaran a buscar una casa y que él se quedaba allí. Y así fue. A pesar de que después de la exposición en Kanazawa, Ginés tenía previsto regresar a Nueva York, el artista no dudó y se quedó en aquella pequeña aldea de pescadores. Él dice que fue “love at first sight” (amor a primera vista). Así, le encontraron una casa junto al agua, la alquiló, y allí se quedó a vivir. Posteriormente, decidió tocar la puerta de cada uno de sus vecinos, dejándoles una nota que decía, simplemente: “Soy un artista español. Vivo en Nueva York, me gusta mucho este lugar y voy a quedarme aquí una temporada creando arte”.

Lo cierto es que el agente de Ginés Serrán en Tokyo había sido claro al respecto y le había advertido que sería muy difícil para un extranjero convivir en una comunidad de pescadores japoneses. Es algo que, a buen seguro, no había ocurrido antes y, además, la dificultad para comunicarse sería determinante, le decía. Y es que Ginés no conocía el idioma japonés. Doble dificultad. Pese a ello, su amor por el lugar superaba cualquier tipo de obstáculo.

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Sorprendentemente para él, al día siguiente de tocar la puerta de sus vecinos y entregar aquella nota con su nombre, su casa se llenó de regalos. Los pescadores fueron a verle y le llevaron botellas de sake, pescados, cajas de cerveza, dulces… A sabiendas de que estaba solo, las señoras de la zona iban a ayudarle con la limpieza de su casa, e incluso a cocinarle. Ginés, que ya había expuesto en el Museo Guggenheim de Nueva York, en galerías de los Estados Unidos, Mexico, España, Suiza, Cuba, la India, entre otros países, estaba tan cautivado y maravillado por aquella gente sencilla, auténtica y pura, que pasó semanas y meses simplemente conviviendo con ellos, sin pintar. Por entonces, escribió en su diario: “Todos los días recibo regalos. Nunca vi a gente tan generosa”.

Fue un periodista que había oído hablar de que un artista extranjero estaba viviendo con los pescadores de Uchikawa el que un día llegó a su casa y le dijo que si se podía quedar con él unos días para escribir un reportaje sobre sus vivencias. Poco después, publicaría un artículo en la prensa nacional donde decía que en los días que había vivido con Ginés no lo había visto pintar ni una sola vez, que pasaba el tiempo con los pescadores, por la noche se iba en las barcas a recoger las redes con ellos, que los acompañaba al mercado a vender los pescados, que se iba a los bares a cantar karaoke …, pero que no pintaba. Añadía, además sobre Ginés en su artículo, que se trataba de una persona única, que trataba de adaptarse y aprender de la profunda cultura tradicional del Japón y que, a buen seguro, algún día sus obras de arte expresarían el sentimiento, los colores, y el alma de aquellos pescadores que representaban la auténtica riqueza cultural del país.

Vivencias como base de una obra única, expuesta en decenas de espacios de Japón, para convertirse en el artista extranjero con más muestras en dicho país

Cansado del comercialismo de las galerías de Occidente, Ginés había encontrado en aquella pequeña aldea la verdadera fuerza y poder que inspiraba su arte. Y así fue. Sus exposiciones se convirtieron en éxitos extraordinarios. Vendió cientos de pinturas por todo el país. Durante siete años, entre 1990 y 1997, Ginés convivió con pescadores, campesinos del arroz en el apartado pueblo de Kuromaki, y con habitantes de las montañas remotas de Gokayama, viviendo en un Gasho que tenía 400 años, en Aino Kura, entre los estados de Toyama y Gifu. Las obras del artista español expresaban los colores y el corazón profundo de la cultura japonesa. Después, el artista continuó exponiendo todos los años en el Japón hasta hoy día.

Su extraordinario éxito en las décadas de 1990 y 2000 en Japón lo convirtió en un artista popular. Sus obras son recopiladas por famosos coleccionistas de arte, actores, cantantes, sumos, personalidades de la televisión y famosos hombres de negocios. El actor Gaku Yamamoto leyó sus poemas (Ginés ganó el prestigioso Premio Internacional de Poesía García Lorca) en el Museo de Yokohama durante una de sus exposiciones. Los embajadores de España han inaugurado sus exposiciones señalando que es quizás el artista español que más ha vivido y sabido captar el alma de la cultura japonesa.

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Agradecido por la generosidad recibida en Japón, Ginés donó un número importante de sus obras de arte para recaudar fondos para ayudar a organizaciones benéficas, a niños de escuelas, hospitales, a pacientes que aún sufren los efectos de las radiaciones nucleares en Hiroshima y Nagasaki, y a ONG para ayudar a las víctimas de recientes tsunamis en numerosas ocasiones. Actualmente tiene el proyecto de donar más de 200 obras de arte para crear un museo dedicado a los recuerdos inolvidables que tuvo en Japón. Además, sus pinturas creadas en Japón no sólo se exhibieron en todo el país sino también en exposiciones que ha tenido en el mundo: Nueva York, Miami, Venecia, París, Londres, Zurich, Madrid, México, Munich, Nueva Delhi, Shanghai, Hong Kong, Kuala. Lumpur, Singapur, Bangkok, Manila o Sidney.

En los últimos 33 años, el artista español ha protagonizado un total de 55 exposiciones en diferentes ciudades del Japón, lo que le convierte en el artista extranjero con un mayor número de exposiciones en este país. Ahora, su obra llega de nuevo a una sala del país del Sol Naciente, en la ciudad de Kanazawa, que acogerá la muestra “El mundo del arte de Ginés Serrán” del 1 al 18 de septiembre, comisariada por el nipón Masahito Kurotani San.

Sobre Ginés Serrán-Pagán

Nacido en Ceuta, Ginés Serrán-Pagán ha vivido la mayor parte de su vida en Estados Unidos, donde se graduó en la Universidad de Nueva York. Ginés ha participado en más 250 exposiciones de arte (individuales y colectivas) alrededor del mundo, a lo largo de su trayectoria artística. Cuenta con 3.800 pinturas, esculturas y cerámicas; 2.600 en colecciones privadas, instituciones y museos.

Ha recibido premios y reconocimientos internacionales, como el “Gran Ordo Supremus” Hierosolymitani” de Atenas; las Llaves de la Ciudad de Ashland, Kentucky, Estados Unidos; el Premio Internacional Fuji, Museo Metropolitan, Tokio; también recibió la Llave de Oro de la Ciudad de Miami; la Medalla de la ciudad de Kanazawa, Japón; obtuvo el Premio Internacional de Antropología; el Premio Federico García Lorca; el Premio Mejor Director, Festival de TV y Vídeo, Nueva York y es Premio Nacional de Psicopedagogía, además de recibir el reconocimiento de su ciudad natal, Ceuta, que le entregó la Medalla de la Autonomía en 2018.

Sus pinturas y esculturas forman parte de colecciones importantes de museos, así como de numerosas instituciones y de coleccionistas privados, y por su contribución artística y humanitaria al mundo, recientemente fue honrado en Roma, Italia, como “Embajador de las Artes”.

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