firmas y franquicias siguen encontrando alicientes para establecerse en la ciudad

Las empresas foráneas no renuncian a Ceuta

Hace poco menos de un año, ante el cierre de la franquicia de Zara en Melilla, comenzaron a oírse voces que alertaban de la huida de las grandes marcas comerciales que se habían establecido en la ciudad en los años anteriores. El augurio no se ha visto cumplido.

Establecimiento de Zara en el Paseo del Rebellín (C.A.)
photo_camera Establecimiento de Zara en el Paseo del Rebellín (C.A.)

Ceuta arrastra un lastre pernicioso para su economía. La imagen que la ciudad ofrece al exterior, enraizada en los conflictos que la sitúan de tiempo en tiempo en las portadas de los periódicos nacionales –fundamentalmente relacionados con los procesos migratorios-, no es, a priori, el mejor punto de partida para proponerse a empresas foráneas como plataforma para hacer negocios. Los problemas de movilidad que ocasionan los todavía deficientes acceso al paso fronterizo introducen un factor de riesgo añadido que disuadiría a cualquier inversor de la posibilidad de establecerse en la ciudad.

Hace poco menos de un año, ante el cierre de la franquicia de Zara en Melilla, comenzaron a oírse voces que alertaban de la huida de las grandes marcas comerciales que se habían establecido en la ciudad en los años anteriores. El augurio no se ha visto cumplido. De hecho, este mismo miércoles la empresa líder de distribución en España, la valenciana Mercadona, inauguraba un nuevo supermercado de más de 2.000 metros cuadrados en La Almadraba mientras prepara la apertura de un segundo establecimiento en El Sardinero para finales de año.

Parece existir un consenso entre los empresarios locales de que el comercio ceutí se encuentra en una situación de crisis alentada, principalmente, por los problemas de acceso a la ciudad que oponen el precario estado de la frontera y los elevados precios de las comunicaciones marítimas. Pese a ello, y como la llegada de Mercadona demuestra, no parece que este contexto económico disuada a las empresas foráneas del sector.

La clave sigue estando, pese a todos los pesares, en Marruecos. Allí las franquicias y grandes superficies han encontrado a un consumidor de alto poder adquisitivo y gustos definidos. Según datos manejados en su día por la Confederación de Empresarios de Ceuta (CECE), en las campañas de mayores ventas el cliente marroquí es el responsable de repuntes en la facturación que en el caso de las grandes marcas rondan el 40% y el 20% en el del comercio local.

La percepción que el empresariado ceutí tiene de la llegada de franquicias y grandes marcas a la ciudad es la que se tiene de un invitado que reporta beneficios. Las firmas más conocidas no sólo ejercen de locomotora en la tarea de atraer a consumidores desde el otro lado de la frontera sino que sirve para fidelizar a los clientes locales que, en otro tiempo, debían buscar en la Península la oferta que no encontraban en su propia ciudad.