Colaboración con Marruecos y 200 agentes más: claves para evitar imágenes como las de Melilla

Según AUGC de Ceuta, las fuerzas del país vecino interceptan a diario una media de 150 subsaharianos, aunque destaca que la mayor presión se ha trasladado a Melilla, donde considera que hay ahora “una mayor vulnerabilidad”.

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photo_camera Salto a la valla en diciembre de 2017. (ARCHIVO)

Decenas de jóvenes migrantes tirados en el suelo unos junto a otros con gestos de dolor en el lado marroquí de la valla de Melilla mientras las fuerzas de seguridad marroquíes los retienen. Son algunas de las imágenes que dejó el trágico intento de salto a la valla en el que fallecieron 37 personas de las 2000 que intentaron perpetrar el perímetro, y que se saldó también con más de 200 agentes heridos entre guardias civiles y gendarmería. Unos dramáticos acontecimientos que vuelven a hacer saltar las alarmas que planean sobre el incremento de la presión migratoria, y con las imágenes de mayo todavía grabadas en la retina, aumentan la zozobra de una reproducción similar en la ciudad.

Lo cierto, es que Ceuta respira algo más tranquila en cuanto a tensión en el perímetro se refiere. Hay que remontarse al 24 de diciembre del pasado año para buscar en la hemeroteca el último aviso de centenares de subsaharianos que se acercaban a la valla y que fueron repelidos por los agentes del país vecino sin necesidad de intervención por parte de las fuerzas españolas. Hasta entonces, hace más de dos años que los 8 kilómetros no se han visto perpetrados masivamente. El último episodio desmedido se remonta al verano de 2018, cuando todavía reinaban las concertinas, y más de medio millar de subsaharianos consiguió sobrepasarlas y acceder a la ciudad. Un asalto calificado de “histórico”, tanto por las cifras de personas que accedieron como por los métodos utilizados. Posteriormente, justo un año más tarde, en el verano de 2019 se vivía el último capítulo de esta naturaleza en la ciudad. Entonces fueron varios centenares de migrantes los que consiguieron clamar el famoso ‘boza’.

Más de dos años de tranquilidad- con mención aparte a los sucesos de mayo- en el entorno fronterizo, pero donde se vuelven a dirigir las miradas. La vuelta a esa añorada normalidad también ha supuesto el regreso de la migración. Un fenómeno tan antiguo como la historia de la humanidad que ni ha desaparecido en estos dos años, ni apunta a que lo vaya a hacer. Con todo ello, ¿es posible evitar sucesos cómo los vividos en la ciudad hermana? ¿Se dispone de los medios y efectivos necesarios? Ante una avalancha humana de tales dimensiones ¿existe alguna fórmula clave?

Para el secretario de organización de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en Ceuta, Rachid Sbihi, conjugan varios factores que considera necesarios: la colaboración constante y permanente con Marruecos (aspecto en el que ha insistido hasta la saciedad), “porque se nota, y mucho, cuando cooperan”, el trabajo por parte de las Administraciones y las organizaciones internacionales en los países de origen, “además de la necesidad de destinar recursos para luchar contra las mafias” y, por supuesto, la eterna reivindicación que arrastra la asociación que representa. El incremento de los medios materiales y de efectivos. Sbihi cifra en unos doscientos los agentes necesarios para impermeabilizar la protección del perímetro. Una demanda que se remonta años pero que, pese a las reuniones y las promesas, ningún gobierno la ha atendido, ni si quiera con el refuerzo de varias decenas.

A la vulnerabilidad del factor humano se le suma la necesidad de incrementar los drones de vigilancia, cámaras técnicas o helicópteros (medio materiales) que, con la colaboración de Marruecos y una antelación a los acontecimientos, dificultarían, y mucho, los episodios reseñados. Sin embargo, el secretario de la AUGC es franco y reconoce que “a una situación con la magnitud como la de Melilla es muy complicada hacerle frente”. “Una avalancha de 2000 personas de forma inesperada es muy difícil de afrontar”.

El agente de la benemérita, que confiesa haber vivido casi todos los episodios de asaltos al perímetro desde hace un par de décadas, tiene la percepción de que la presión se ha trasladado ahora hacia la ciudad hermana. Si bien apunta que el goteo de migrantes en la ciudad es una realidad, “en el CETI ingresan a diario uno tres o cuatro”, y le reconoce a Marruecos sus esfuerzos para contener a cerca de 150 también cada día. Para Sbihi, Ceuta se presenta ahora “más complicada de acceder”.  “Nuestra valla se encuentra más protegida y las mafias se están trasladando a Melilla porque creen que es más vulnerable”, comenta tras cruzar conversación con sus colegas de la ciudad hermana, donde viven ahora episodios que en tierras caballas se remontan ya varios años. “Las imágenes de allí ya las hemos vivido nosotros, al igual que los métodos para intentar acceder- cizallas, cortaduras en la valla…-, o el fenómeno de los nadadores que para ellos es totalmente nuevo”.

Frontera

Si el perímetro no goza de la mejor salud en cuanto a protección absoluta se refiere, la situación no es extrapolable a la frontera, donde después de un mes y medio tras su reapertura se respira “total normalidad”. La frase más repetida a nivel institucional y que también parafrasea el de la AUGC. El plano de los recursos humanos se ha reforzado con 13 agentes- 10 guardias civiles para la OPE, a los que se le suman tres del servicio cinológico-. Además, de los destinados por Policía Nacional y los agentes de Frontex.

Con estos apoyos, Shibi destaca que la fluidez es el mejor calificativo para el entorno del Tarajal en estos momentos, y manifiesta que esos episodios de colapsos, hasta la fecha desaparecidos – al menos en la zona española-, “se generaban por las personas que accedían sin visado”. Misma conclusión que la esgrimida por la Administración que hasta la fecha no ha dado señales ni de cambiar la normativa que está funcionando desde mayo, ni de qué va a ocurrir de cara a un futuro sobre si se volverá a implantar esa excepción a Schengen que permitía la entrada sin visado a los ciudadanos de la región de Tetuán.

Aunque quejas las hay, con el foco en la ralentización para cruzar, el secretario de la AUGC echa balones fuera, o más bien hacia el país vecino, “porque Marruecos es el que ralentiza la fluidez”. Destaca los seis carriles habilitados al otro lado, con uno específico para vehículos de dos ruedas, mientras que España no goza de esas infraestructuras y, sin embargo, “los trámites son mucho más raudos”.

Si la situación vira ante la inmersión en el período crítico de la OPE, con previsión de inicio en dos semanas, está por ver. Aunque, el agente considera que se están implementando todos los recursos para que la Operación, después de dos años, transcurra sin problemas.