la investigación comenzó en ceuta

Desmantelada la red de traficantes de personas con más actividad en el Estrecho desde 2008

La organización, integrada por nigerianos, se dedicaba al tráfico y explotación sexual de mujeres de su propio país. La Policía asegura que la red controlaba la práctica totalidad del tráfico de pateras en el Estrecho desde 2008.

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photo_camera Un migrante es atendido por miembros de la Cruz Roja tras llegar en patera a Punta Almina/ A.S./ARCHIVO

La Policía Nacional, en colaboración con la Dirección General de la Seguridad Nacional de Marruecos, ha desarticulado a la que se considera como la red de tráfico de personas con fines de explotación sexual más activa en el Estrecho de Gibraltar. La operación se ha saldado con la detención de diez nigerianos en España y tres en Marruecos. Estos últimos han sido identificados como los máximos dirigentes de la organización.

La investigación arranco en agosto de 2015 en Ceuta. La Policía Nacional localizó entonces internada en un centro de menores a una adolescente nigeriana de 16 años. A raíz de este hallazgo, se iniciaron las pesquisas que han permitido acabar con una red dedicada a la explotación sexual de mujeres nigerianas asentada en la localidad alicantina de Torrevieja. Según las investigaciones, la organización controlaba la práctica totalidad del tráfico de pateras en el Estrecho desde 2008.

Los siete detenidos en España, que se encuentran en prisión provisional, se integraban en dos grupos liderados por otras tantas mujeres. La Policía tiene constancia de que habrían traficado con al menos 39 mujeres a las que, posteriormente, habrían explotado sexualmente.

Según informa la Policía, las mujeres explotadas eran sometidas a duras condiciones de vida, alimentadas con pan y prostituidas a diario durante más de doce horas. Las víctimas de la red tenían prohibido retornar al domicilio donde vivían antes del amanecer debían aportar a su llegada el dinero que los tratantes habían fijado previamente para cada jornada. Si regresaban antes o no entregaban el dinero convenido, eran duramente castigadas. Las mujeres llegaban a prostituirse por apenas cinco euros.

Incluso después de sus extenuantes jornadas, la organización obligaba a algunas mujeres a desempeñar otras tareas como el cuidado de ancianos a domicilio.

Las víctimas vivían hacinadas y en pésimas condiciones de higiene y habitabilidad, siendo obligadas a compartir todas la misma habitación. También estaban sometidas a un rígido sistema de multas.

 

Segunda fase

Estas detenciones permitieron la identificación de otros miembros de la organización afincados en Nigeria y Marruecos. Éstos se dedicaban a la captación de las mujeres, a quienes obligaban a participar en rituales de vudú.

Uno de los detenidos en Marruecos operaba a caballo entre las ciudades de Rabat y Tánger. Considerado como una de las personas más influyentes entre la comunidad nigeriana asentada en Marruecos. Contaba con escolta privada para sus desplazamientos por el país y era el único con suficiente poder adquisitivo como para costear los motores y las embarcaciones tipo "patera" en las que embarcaba a cientos de inmigrantes sin las más elementales medidas de seguridad, poniendo en peligro la vida de varias personas en cada trayecto.

Los agentes tienen pruebas concretas de más de 40 embarcaciones directamente relacionadas con él que habrían partido del norte de Marruecos rumbo a España en los últimos años, algunas de las cuales nunca llegaron a su destino.

El segundo de los detenidos estaba asentado principalmente en la ciudad marroquí de Tánger y se encargaba de recoger personalmente a las víctimas en Nigeria y trasladarlas hasta Marruecos. Su reputación entre la comunidad nigeriana le otorgaba ciertos privilegios ante las autoridades fronterizas de los distintos países subsaharianos por los que atravesaban. Solía maltratar a sus víctimas y agredirlas sexualmente durante los traslados.

El último de los arrestados era el encargado de alojar a las víctimas en Tánger hasta que se gestionaba su traslado a España. Mientras mantenía a las mujeres en Tánger, obligaba a las mayores de edad a ejercer la prostitución y a las menores a mendigar, obteniendo así mayores beneficios.

En los últimos tiempos había cambiado de "modus operandi" y comenzado a enviar a algunas víctimas a través de la ruta migratoria que utiliza Libia como lugar de entrada de las víctimas a Europa.