El paso de la borrasca «Óscar» sobre Ceuta ha dejado inundaciones puntuales en calles, subterráneos o instalaciones deportivas, como las de «La Libertad», pero también ha vuelto a sacar a la superficie uno de los mayores problemas con los que se tiene que enfrentar la Empresa Municipal de Aguas de Ceuta (ACEMSA): las toallitas higiénicas.
Pese a que en los envases de estos productos, sobre todo de higiene infantil, se indica que no son biodegradables y que se han de depositar en los contenedores de reciclaje amarillos, hay quien sigue arrojando las toallitas por el váter y cuando éstas se acumulan, se convierten en un sólido tapón que obstruye el alcantarillado público y, en momentos puntuales de gran intensidad de lluvia, provocan que las tapas de las alcantarillas «salten» devolviendo a la superficie este producto higiénico pero convertido en un nauseabundo «monstruo» como ha sucedido en la avenida Ejército Español.
Una de las tapas de registro en la acera donde se encuentra el acuartelamiento «Teniente Fuentes Pila», el «RAMIX-30», no ha soportado la presión ejercida por el agua de lluvia y ha sacado a la luz una pequeña montaña de toallitas que la empresa que estaba revisando los imbornales se ha limitado a medio amontonar en la acera, dejando un reguero de pestilentes restos en el acerado.
Nadie puede aludir desconocimiento sobre el tema de las toallitas húmedas o higiénicas. Todos sabemos que no «desaparecen» al tirar de la cadena de la cisterna del váter, que obstruyen cañerías, provocan costosas averías y dañan el medio ambiente. Pero se siguen tirando por el retrete.
Un informe de la organización de voluntarios «Proyecto Libera», impulsada por SEO/Birdlife en colaboración con Ecoembes, en el que se analiza la problemática de este residuo, subrayaba que cada español consume al año más de 15 kilos de toallitas húmedas, lo que nos sitúa muy por encima de la media europea. Así mismo, España es el tercer productor de toallitas de Europa. Y las cifras no paran de crecer.
