Es primero de junio y se abre la temporada de baño. Se izarán las banderas azules en las playas del centro, con sus chiringuitos, sus sombrillas y sus pasarelas. Todo listo para disfrutar del verano en la ciudad, pero no de todas sus playas. La de San Amaro sigue dejada de la mano de Dios.
La Asociación de Vecinos de la barrida de San Amaro denuncia la dejadez institucional de una de las playas de la ciudad. El acceso a la misma desde la zona de los viveros es un campo de obstáculos, no apto para personas sin formación en montañismo y escalada. La zona parece una zona de guerra, pero hay instaladas unas sombrillas, como recordatorio de lo que puede ser una zona de recreo, a la que llegar con arnés.
El temporal del pasado abril hizo estragos en la bahía sur y los solados de hormigón sufrieron graves daños que en San Amaro siguen pendientes de reparación.
Otro de los accesos a la zona de baño presenta, a primera vista, una buena impresión, perro en cuanto se bajan las escaleras, para rodear las edificaciones adyacentes (que, por cierto, una de ellas presenta riesgos de desprendimiento, algo denunciado por la Asociación de Vecinos), los usuarios deberán practicar el salto de altura, para acceder a la playa, así como, de nuevo la escalada, para abandonarla. Presenta un escalón de más de 50 centímetros.
La Asociación se plantea, de forma irónica, llevar a cabo una modificación de sus estatutos para renombrar la playa de San Amaro y llamarla ‘la playa de las canteras’ por la acumulación de piedras de grandes dimensiones que son un peligro para los usuarios, lo que ha llevado a la Asociación a plantearse retirar todas las piedras en carretillas, para lo que pueden necesitar unos cuantos lustros.
